Época arcaica es una periodización de la historia de la antigua Grecia con la que la historiografía distingue la etapa en la que la Hélade (Ἑλλάδα) salió del periodo anterior (la Edad Oscura, caracterizada por la distribución del espacio helénico entre tribus[1] indoeuropeas que hablaban distintas variantes de la futura lengua griega –aqueos, jonios,[2] dorios, eolios, arcadios, superpuestos sobre los prehelénicos pelasgos–, que introdujeron la Edad del Hierro en medio de una total ausencia de fuentes escritas y una drástica ruptura cultural frente a la civilización micénica, cuyo fin sigue siendo objeto de debate) y se conformaron los rasgos de la civilización griega, que quedará plenamente cristalizada en la posterior Época Clásica. Entre los siglos VIII y VI a. C. se desarrollaron las ciudades-estado griegas o polis (plural invariable en castellano, en griego: singular polis, πόλις, y plural poleis, πόλεις), que incluso se expandieron por todo el Mediterráneo mediante la colonización. A pesar de su gran fragmentación política, los griegos fueron construyendo una identidad común frente a otros pueblos de la Antigüedad, de la que adquirieron una conciencia vigorosa, evidenciada en sus manifestaciones culturales y artísticas y en una peculiar cosmovisión que se ha interpretado como tensión entre lo apolíneo y lo dionisíaco.
Convencionalmente el inicio de la época arcaica se establece en la primera Olimpiada (Ὀλυμπιάς, cómputo del tiempo en periodos de cuatro años que comienza con la celebración los primeros Juegos Olímpicos, 776 a. C.); mientras que el final lo marca la Revuelta de Jonia (499 a. C.), cuando los griegos de la costa de Asia Menor pidieron la ayuda de las ciudades de Grecia continental para frenar la expansión del Imperio aqueménida, lo que desembocó en las guerras médicas (492-490 y 480-479 a. C.).
Antes de la Época Arcaica los griegos habitaban en pequeñas comunidades agropecuarias aisladas por lo accidentado de su medio físico: cuajado de valles en el interior, y con un litoral recortado, atestado de cabos, golfos e islas. A pesar de la pobreza del suelo y de la aridez, se dieron crecimientos demográficos y progresos socioeconómicos que impulsaron a las pequeñas aldeas originarias a unirse en entidades de mayor tamaño. Este proceso, llamado synoikismos (συνοικισμóς —'cohabitación', 'compartir el oikos ', la «casa»—), dio lugar al nacimiento de las polis. Al mismo tiempo, se establecían lugares de culto religioso, compartidos por comunidades mucho más alejadas entre sí, mediante anfictionía (αμφικτιονία —'construir juntos'—); lo que fue conformando prácticas políticas para todo tipo de relaciones, pacíficas y hostiles, como la simmachia (συμμαχια —'luchar juntos'—), la koinón (κοινόν —'común'—, traducido habitualmente como «liga»),[3] la hegemonía (ἡγεμονία), el equilibrio de potencias, la política de bloques, etc.
Paralelamente, la presión demográfica y la prosperidad económica mal repartida provocaron una conflictividad social que tuvo, básicamente, dos válvulas de escape: la colonización del Mediterráneo y las reformas sociopolíticas internas protagonizadas por legisladores y tiranos.
Tras siglos de olvido de la escritura lineal micénica, los griegos volvieron a ser un pueblo histórico al adoptar el alfabeto fenicio y adaptarlo a su idioma con el alfabeto griego, cuyos primeros testimonios aparecen hacia el 740 a. C. (Copa de Néstor, Inscripción del Dipylon).[4] A partir de poesía oral que tiene sus raíces en siglos anteriores, en esta época se compusieron por escrito las principales creaciones de la literatura griega: los dos poemas homéricos, la Ilíada y la Odisea (cuya autoría y ubicación temporal fueron objeto de debate desde la Antigüedad, y aun lo siguen siendo), que fijaron los mitos ancestrales de los héroes de la Edad del Bronce, en textos que no se terminaron de canonizar hasta el siglo VI a. C. (probablemente por iniciativa de Pisístrato)[5][6] y cuya difusión fue crucial para la conformación de la civilización griega en su conjunto, y para la pervivencia de esta en la civilización occidental.
La colonización del Mediterráneo
Antecedentes
Al principio de la Época Arcaica las áreas ocupadas por griegos presentaban una serie de variantes dialectales en su lengua. La distribución de estos dialectos ha sugerido que en siglos anteriores (en la Época Oscura) y a lo largo de fechas no bien precisadas se había producido una serie de migraciones de dorios, jonios y eolios, en algunos casos a zonas ya habitadas por griegos en época micénica.[9]
Los dorios habían ocupado parte del Peloponeso, las islas del sur de las Cícladas, Creta, el Dodecaneso y varias ciudades del sur de Asia Menor (Halicarnaso, Cnido).
Los jonios, desde el Ática (según la tradición, dirigidos por los descendientes del rey Codro de Atenas), se habían desplazado a las Cícladas (exceptuando las de más al sur) y al centro de la costa asiática del Egeo que pasó a llamarse Jonia (la dodecápolis -'doce ciudades'-: Focea, Clazomene, Teos, Lebedos, Colofón, Éfeso, Eritrea, Priene, Miunte y Miletos, junto con las islas de Quíos y Samos).
Los eolios, por su parte, se habían dirigido desde Beocia y Tesalia a la parte norte de Asia Menor (desde Esmirna hasta Tenedos -Pitane, Mirina, Larisa, Temnos, Notion-), así como a la isla de Lesbos. Se da la circunstancia de que en la mayoría de los lugares de fuera de Grecia continental ocupados por los jonios y los eolios no había asentamientos griegos preexistentes.[10]
Por su parte, la isla de Chipre, que presentaba una variante dialectal diferente, llamada arcado-chipriota, había sido ya helenizada hacia el siglo XII a. C.[11] si
La colonización de Época Arcaica
A partir del siglo VIII a. C. (el de la primera Olimpiada), estaban bien establecidas las rutas comerciales entre la Hélade y el Levante mediterráneo, dominadas por los "fenicios", "púnicos" o phoínikes (Φοίνικες -"rojos" o "púrpuras"-, por el tinte que producían y que constituía buena parte de sus exportaciones-), que estaban imponiendo su impronta cultural entre los griegos (como testimonia el propio alfabeto). Desde entonces se dio un fuerte proceso colonizador, que fue protagonizado tanto por polis de Grecia continental como por las insulares y las asiáticas. En la fase que puede delimitarse entre el siglo VIII y la primera mitad del VII a. C., destacó la ausencia de protagonismo de ciudades importantes: ni áticos ni beocios fundaron colonias en esta ocasión. Los espartanos solo una. Fueron sobre todo polis dinámicas, enfrentadas físicamente al mar y sin posibilidades de expansión territorial (Corinto, Calcis, Eretria, Mileto, Focea, Rodas).[12] Ante la presión demográfica y la difícil vida en un entorno físico limitado, la salida natural de los griegos con menos posibilidades económicas fue la emigración, en expediciones navales organizadas por un oikistés (οἰκιστής), de colectivos más o menos numerosos, a los que incluso se impedía por la fuerza volver a la polis de origen si fracasaban en su intento. Cuando los expedicionarios tenían éxito, encontrando un lugar propicio para su asentamiento, fundaban colonias de diferentes características (ἀποικία, apoikía -"habitar lejos", colonias urbanas, especialmente las más antiguas-, ἐμπόριον empórion -"mercado", pequeñas factorías y lugares de intercambio-, κληρουχία kleroukhía -"repartido en suertes", las más recientes, especialmente las creadas con propósitos militares-)[13] que mantenían vínculos de dependencia religiosa, comercial (incluso monetaria tras la difusión de la moneda -se estima que, de los dos millares de polis, la mitad emitieron moneda en algún momento-) y muy habitualmente lazos políticos de alianza con su región de origen: la "ciudad-madre" o metrópolis (μητρόπολις).
La expansión se llevó a cabo en varias fases y distintas direcciones. Una de ellas fue hacia el noreste, por la península Calcídica (llamada así por Calcis, lugar de procedencia de sus colonos), Tasos, Tracia, el Euxeinos Pontos (Εὔξεινος Πόντος -"mar hospitalario"-, el mar Negro) y sus accesos (Bizancio, Calcedón, Sinope, Quersoneso).[14]
La expansión hacia el Mediterráneo occidental llevó a la formación de una próspera región, llamada Megálē Hellás (Μεγάλη Ἑλλάς –"Gran Grecia" o "Magna Grecia"-), completamente helenizada, en el sur de la península itálica (Cumas, Taras -Tarento-, Reghion -Reggio-, Sibaris -Síbari-, o Parténope -Nápoles-) y Sicilia (Naxos, Siracusa, Katane -Catania- o Leontino -Lentini-).
Los griegos llegaron hasta la península ibérica donde entraron en contacto con el mítico rey Argantonio de Tartessos (quien hacia el año 600 a. C. recibió cordialmente a una expedición focea); y chocaron con los intereses de otro pueblo en plena expansión comercial: los fenicios, especialmente los de la principal colonia de estos (Cartago), llegando al enfrentamiento militar (batalla de Alalia, 537 a. C.) Importantes colonias griegas fueron fundadas en el sur de la actual Francia (Massalia -Marsella-) y en la costa mediterránea de la actual España (Emporion -Ampurias- y Hemeroscopeion -Denia-).
La navegación de época arcaica[15] incluyó el mítico periplo (περίπλους) de un grupo de griegos de Massalia por el Ōkeanós (Ώκεανός -"Océano"), las costas atlánticas del norte de Europa que, recogido en fuentes romanas, se conoce con el nombre de periplo massaliota.
Hacia el sur, en el antiguo Egipto la presencia de griegos era inmemorial, especialmente en la zona del delta del Nilo, aunque la reivindicación de haber fundado Heliopolis o Sais es más bien legendaria, ligada al mito de la Atlántida; siendo más evidente el origen de Naucratis como una concesión a los mercenarios griegos por parte del faraón.[16] También hubo una amplia zona de colonización griega en la costa de la actual Libia (Cirene).
El creciente comercio griego consistió en el intercambio de manufacturas de alta calidad provenientes de Grecia (cerámicas, bronces, tejidos, perfumes, joyas, aceite, vino) por materias primas de las colonias (cereales y metales).
Conflictos militares
οἱ μὲν ἰππήων στρότον οἰ δὲ πέσδων,οἰ δὲ νάων φαῖσ΄ ἐπὶ γᾶν μέλαιναν
ἔμμεναι κάλλιστον͵ ἔγω δὲ κῆν΄ ὄτ-
τω τις ἔραται• (...)
τᾶς κε βολλοίμαν ἔρατόν τε βᾶμα
κἀμάρυχμα λάμπρον ἴδην προσώπω
ἢ τὰ Λύδων ἄρματα καὶ πανόπλοις
πεσδομάχεντας.
Dicen unos que un ecuestre tropel, la infantería
otros, y ésos, que una flota de barcos resulta
lo más bello en la oscura tierra, pero yo digo
que es lo que uno ama. (...)
Cómo preferiría yo el amable paso de ella
y el claro resplandor de su rostro ver ahora
a los carros de guerra de los lidios en armas
marchando al combate.
Safo, 27-D.[18]
Las civilizaciones de la Edad Antigua consideraban la guerra como una actividad no solo inevitable, sino honrosa, e incluso bella; y la que estaban construyendo los griegos de la época arcaica no fue una excepción: la Iliada, su texto más prestigioso, glorificaba valores castrenses como el valor, el sacrificio o el compañerismo, sin olvidar mostrar a su lado todo tipo de miserias y crueldades. La mayor parte de los enfrentamientos bélicos fueron guerras civiles dentro de cada polis y guerras entre dos o más polis griegas, que superaban su enorme atomización política con todo tipo de alianzas (anfiktionía, simmachia, koinón). La conciencia del riesgo de aniquilación mutua llevó al establecimiento de todo tipo de limitaciones rituales de la guerra y su capacidad destructiva.
La vulnerabilidad del espacio griego frente a las invasiones produjo un generalizado amurallamiento de las ciudades (excepto Esparta, que se vanagloriaba de no necesitarlas),[19] y la opción de Atenas por un poderío naval (thalassokratia θαλασσοκρατία -"gobierno del mar"-) que demostró ser eficaz.
La guerra terrestre comenzó siendo la descrita en la Ilíada: un enfrentamiento individual de campeones que eran transportados al campo de batalla en carros de guerra (ἅρμα, hárma), portando un carísimo [20] y caballos (que no se montaban, sino que se usaban como tiro, dirigidos por un auriga), solo accesible a los más poderosos (la aristocracia). La democratización de las polis también significó la democratización de la guerra, formándose una unidad militar excepcional: la falange (φάλαγξ, phálanx), basada en un soldado de a pie con equipo más accesible, el hoplita (ὁπλίτης hoplites), que combatía en formación cerrada, junto a sus conciudadanos. La instrucción militar era una parte esencial en la educación de la juventud (ἔφηβεια ephebeia, ἀγωγή agogé).
Conquistados ya los griegos del continente del Asia y obligados a pagarle tributo, [Creso] formó de nuevo el proyecto de construir una escuadra y atacar a los isleños, sus vecinos. Tenía ya todos los materiales a punto para dar principio a la construcción, cuando llegó a Sardes Biante el de Priena, según dicen algunos, o según dicen otros, Pitaco el de Mitilene. Preguntado por Creso si en la Grecia había algo de nuevo, respondió que los isleños reclutaban hasta diez mil caballos, resueltos a emprender una expedición contra Sardes. Creyendo Creso que se le decía la verdad sin disfraz alguno: —«¡Ojalá, exclamó, que los dioses inspirasen a los isleños el pensamiento de hacer una correría contra mis lidios, superiores por su genio y destreza a cuantos manejan caballos! —Bien se echa de ver, señor, replicó el sabio, el vivo deseo que os anima de pelear a caballo contra los isleños en tierra firme, y en eso tenéis mucha razón. Pues ¿qué otra cosa pensáis vos que desean los isleños, oyendo que vais a construir esas naves, sino poder atrapar a los lidios en alta mar, y vengar así los agravios que estáis haciendo a los griegos del continente, tratándolos como vasallos y aun como esclavos?» Dicen que el apólogo de aquel sabio pareció a Creso muy ingenioso y cayéndole mucho en gracia la ficción, tomó el consejo de suspender la fábrica de sus naves y de concluir con los jonios de las islas un tratado de amistad.Herodoto, Los nueve libros de la Historia, Libro I, XXVII.[21]El texto fue escrito en la segunda mitad del siglo V a. C.
El episodio narrado se localiza a mediados del siglo VI a. C.
[22]
Caballos y caballeros |
A pesar de que las leyes de Solón formaron la clase de los hippeis (ἱππεῖς, el plural de hippeus) compuesta por los ciudadanos que podían suministrar un caballo de guerra, la utilización de la caballería no tuvo importancia hasta la época de Alejandro Magno (finales del siglo IV a. C.) Aunque la cría de caballos (hippotrophia ἱπποτροφια) era considerada un rasgo aristocrático, el uso de los mismos para la monta era considerada en la Grecia arcaica una habilidad fuera de lo común, propia de acróbatas o de domadores, y combatir a caballo era considerado menos digno que hacerlo a pie.[27] En cambio, los tracios, aliados de los troyanos son presentados en la Ilíada como expertos jinetes: un epíteto homérico asociado a los tracios es hippopólon (ἱπποπόλων -"pastores de caballos", traducido también como "diestros jinetes"-). A los troyanos, y especialmente a Héctor, se les caracteriza como hippodámoio (ἱπποδάμοιο -"domador de caballos"-), mientras que para algunos de los griegos se utiliza el epíteto de hippokéleuthe (ἱπποκέλευθε -"conductor de caballos", traducido también como "caballero"-).[28]
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Conflictos sociales y políticos
Originariamente, cada una de las polis era gobernada por un rey (basileos, βασιλεύς), aunque el poder efectivo estaba en una poderosa clase dirigente de familias nobles, que mantenían una altísima opinión de sí mismas (aristoi, ἄριστοι -"los mejores"-, de areté, αρετή -"excelencia", "perfección" o "virtud"-, eupatrídai, εὐπατρίδαι -"los bien nacidos"-, kaloi kagathoi,[29] καλοι κἀγαθοι -"los bellos y los buenos"-) y ejercían una verdadera oligarquía (ὀλιγαρχία -"gobierno de unos pocos"-) o aristocracia (ἀριστοκρατία, aristokratía -"gobierno de los aristoi"-) sobre una base popular de campesinos y artesanos (demos, δeμος -"pueblo"-), a los que se consideraban destinados a dirigir. Las alteraciones de ese orden sociopolítico tradicional, especialmente las que pretendían equiparar a hoi polloi (οἱ πολλοί -"los muchos"-) frente a hoi oligoi (οἱ ὀλιγοί -"los pocos"-) eran vistas como una subversión del propio orden moral, que solo podría provenir de (οἱ κακοί -"los malos"-).[30]
Los reyes fueron desapareciendo, sustituidos por magistrados elegidos (arcontes ἄρχοντες -de ἀρχε, "gobierno"-), en todas las polis, excepto Esparta y Argos.[31] Los aristoi mantenían sus privilegios gracias a la posesión de grandes propiedades territoriales y a su función militar (prestigiada por su identificación con los héroes míticos -ἥρως- y la posesión de un caro equipo de armas, carros y caballos, inaccesible a los demás), que les permitía enriquecerse y consolidar su poder mediante las continuas guerras entre polis y familias rivales, que les proporcionaban botín de guerra y esclavos ((doulos), δοῦλος). La presión de la aristocracia sobre los campesinos era tan grande que muchos se endeudaban, perdiendo sus terruños y arruinándose hasta el punto de verse obligados a emigrar o convertirse en esclavos. Paulatinamente se fue conformando un modo de producción esclavista. La navegación no era una novedad, pero se intensificó de forma notable junto con los intercambios comerciales, que incorporaron la reciente innovación de la moneda, cada vez eran más dinámicos y se realizaban a mayor distancia. Una nueva clase media de comerciantes y navieros enriquecidos (no pocos de ellos aristócratas) cada vez tenía más peso en la vida socioeconómica de los principales centros portuarios.[1]
ὠς γὰρ δήποτ' Ἀριστόδαμον φαῖσ' οὐκ ἀπάλαμνον ἐν Σπάρται λόγονεἴπην, χρήματ' ἄνηρ, πένιχρος δ' οὐδ' εἲς πέλετ' ἔσλος οὐδὲ τίμιος
Aristodemo de Cumas no habló neciamente una vez en Esparta cuando dijo
"El dinero hace al hombre", y ningún pobre es noble ni tenido en honor".
Alceo de Lesbos, fragmento 360.[32]
Los cambios sociales iban tensionando las antiguas estructuras políticas, produciéndose continuos enfrentamientos internos dentro de cada polis y entre unas polis y otras, en lo que se ha denominado stasis (στάσις).[33] Desde mediados del siglo VII a. C. fueron apareciendo aristócratas conscientes de la necesidad de aplicar ideas diferentes a la organización sociopolítica tradicional. Los más prestigiosos han pasado a la historia como legisladores (νομοθετης -nomothetos-),[34] muchos de ellos mitificados, como Licurgo de Esparta. Las sucesivas reformas legislativas de los atenienses Dracón, Solón y Clístenes institucionalizaron un complejo sistema político conocido como isonomía (ἰσονομία -"igualdad ante la ley"-) o democracia (δημοκρατία -el "gobierno del demos"-). Los más denostados han pasado a la historia como tiranos (τυραννος), término hoy cargado de carga peyorativa, pero que en la época designaba a los líderes populares de origen aristocrático que no alcanzaban el poder mediante la ley (nomos, νόμος), por los procedimientos tradicionales ni por derecho de nacimiento, sino mediante revueltas populares, golpes de estado, intervenciones extranjeras o intrigas palaciegas; y se mantenían en él, bien por la legitimidad de ejercicio que les daba su prestigio e influencia en las capas populares, cuyos intereses defendían (o al menos decían defender, con posturas demagógicas -δημαγωγία, demagogia: "guiar al demos"-, que se oponían a los abusos oligárquicos emprendiendo reformas de contenido igualitarista), o bien por la continuidad en la imposición por la fuerza, la represión y la intimidación.
Tiranos famosos por sus logros sociales y políticos fueron Fidón de Argos (el más antiguo de los tiranos, que introdujo en Argos, por primera vez en Grecia, la formación militar clave de la antigüedad: la falange hoplítica, que "democratizó" la defensa de la polis -hacia el 720 a. C.-),[35] Cípselo de Corinto, Polícrates de Samos y Pisístrato de Atenas. Los tiranos favorecieron el comercio a larga distancia y eximieron a los pequeños campesinos de pesadas cargas impositivas. Al mismo tiempo reorganizaron las instituciones políticas, impulsando la participación ciudadana, sin que ello significara ningún tipo de derechos a grandes capas de la población, a los que no se concedía ningún tipo de derechos políticos: las mujeres, los metoikos (μετοίκος, metecos -"extranjeros"-, muy abundantes en muchas ciudades) y los esclavos. El sistema social espartano era muchísimo más rígido, regulado por la Megale Retra (Μεγάλη Ῥήτρα -"gran dicho" o "gran proclamación", pues se suponía pronunciado por el oráculo de Delfos a petición de Licurgo-) con los homoioi (ὅμοιοι -"iguales"- o espartiotas -ςπαρτιάται-) en la cúspide (pero sujetos a fortísimas restricciones socioeconómicas), los periokoi (περίοικοι -"alrededor de la casa"-, periecos) como clase media sin derechos y los ilotas o eilotes (εἵλωτες -"provenientes de Helos" o bien "los que han sido capturados"-) como campesinos reducidos a una fuerte servidumbre, aunque no esclavos.
[36]
Pensamiento, cultura y arte
El desarrollo económico, social y político tuvo su reflejo en el mundo de la cultura y del arte, hasta tal punto que las manifestaciones intelectuales que caracterizan al periodo han permitido a la historiografía calificarlo con denominaciones espectaculares, como "renacimiento del siglo VIII", "renacimiento arcaico" o "revolución arcaica".[37]
Estilo arcaico
Arquitectura
La arquitectura griega fijó las formas del templo, que se fue desarrollando en las acrópolis (ακρόπολις) o ciudadelas elevadas de cada ciudad; así como en los . Los propiamente panhellénikós (πανελληνικός -"de todos los griegos"-), celebraban juegos (agónes αγώνες -"contienda", "desafío", "disputa"-), donde competían atletas y aurigas en representación de sus polis, en una sublimación de la violencia en lo sagrado que convertía a los vencedores en héroes o semidioses, por lo que adquirían el derecho a ser representados en estatuas; y acumulaban riquísimas ofrendas, guardadas en lujosos edificios, levantados a costa de cada polis (los thesaurós θησαυρός). Aunque había muchos otros juegos en honor de otras divinidades o en otras polis (como los Panatenaicos de Atenas), se destacaban cuatro, no por el premio ofrecido (unas olivas, o una corona de hojas de laurel), sino por el prestigio que daba la concurrencia periódica (cada dos o cuatro años) de gentes de toda la Hélade: el de Apolo en Delfos (donde se celebraban los Juegos Píticos y se hallaba el manteio -μαντείο, el oráculo de la Pitia-, que en la época arcaica superó en prestigio al mucho más antiguo oráculo de Dodona), el de Zeus en Olimpia (del que solo quedan ruinas, donde se celebraban los Juegos Olímpicos), el [39] en Istmia (del que solo quedan los cimientos, donde se celebraban los Juegos Ístmicos) y el [40] en Nemea (del que quedan unos restos de época helenística, donde se celebraban los Juegos Nemeos). Sin ser estrictamente panhelénicos, también alcanzaron un enorme prestigio en toda la Hélade otros santuarios: el de Hera en Samos (Ἥραιον, Heraion, el primer gran ejemplo de orden jónico -Reco y Teodoro de Samos-, donde se celebraba la enigmática hierogamia ἱερός γάμος) o el de Artemisa en Éfeso (Ἀρτεμίσιον, Artemision, el segundo gran ejemplo del orden jónico, que entró en el catálogo de las siete maravillas del mundo).[41]
La lista de los templos importantes sería inacabable ( -de hecho, todo el monte Helicón estaba dedicado a ellas, al igual que el monte Parnaso, pero de un modo más tangible a la forma en que el monte Olimpo lo estaba a los principales dioses-, , templo de Apolo en Dídima, -, , , -, -, -, -, , -, -, , -, templos de Hera -, , , -, , -, , -, templos de Asclepio -en Cos, en Epidauro, que alcanzarían mucho mayor prestigio en épocas posteriores-),[43] algunos de ellos formando una relación espacial definida, como el "Triángulo Sagrado" entre el Parthenón (Παρθενών -templo "de la virgen", es decir, de Atenea-, en la Acrópolis de Atenas), el Soúnion (Σούνιονy, en el promontorio desde el que Egeo se arrojó al mar) y el templo de Afaia en Egina.[44]
La forma del templo griego derivaba del megaron (μέγαρον) micénico: esencialmente una planta rectangular cubierta con tejado a dos aguas, con los elementos estructurales de madera. Con la misma estructura se han encontrado restos de un templo de la Época Oscura en Lefkandi (Eubea), y los primeros restos encontrados del Heraion de Samos (mediados del siglo VIII a. C.) son similares. La "petrificación" de los elementos del templo se fue produciendo paulatinamente (columnas -cuyo fuste mantiene el recuerdo vegetal con las estrías o el acanalamiento-, vigas -que producen los remates exteriores de triglifos y metopas-, arquitrabes, cornisas, etc.), siendo el ejemplo más evidente el Heraion de Olimpia (hacia el 600 a. C.).[45] Una de las razones que impulsaron el cambio fue la generalización de las tejas de cerámica en sustitución de la cubierta de paja y ramas, y que se produjo en Corinto en el siglo VII a. C. Uno de los primeros fue el Thermón (Θερμον, templo de Apolo en Thermos, Etolia, hacia el 630 a. C.). El peso, muy superior, obligaba a disminuir la pendiente del tejado, y terminó por definir las proporciones definitivas del frontón que resultan tan armónicas. En las distintas zonas de la Hélade se definieron los estilos dórico (más sobrio y macizo) y jónico (más esbelto y decorativo).[46]
- Reconstrucción de la policromía del frontón occidental del templo de Afaia en Egina. Hacia 500 a. C.
- Dama de Auxerre. Hacia 640 a. C.
- Placa votiva de terracota hecha a molde. Creta, hacia 640 a. C.
- Figura de terracota de Atenea, tipo Palládion (Παλλάδιον). Gortina, siglo VII a. C.
- Cleobis y Bitón, del escultor Polimedes de Argos. Hacia 600 a. C.
- Reconstrucción de la policromía de la Estela de Aristión, del escultor Aristocles.[47] Hacia 510 a. C.<ref>Catálogo, op. cit. Robin Lane Fox
Escultura
La escultura griega de época arcaica, influenciada notablemente por la egipcia, se caracterizó por rasgos originales, como la sonrisa eginética o arcaica (llamada así por exhibirse en la figura de un famoso guerrero moribundo del Templo de Afaia en Egina); que se fueron transformando, al final del periodo (últimas décadas del siglo VI y primeras del V a. C.), en un estilo de transición al clasicismo denominado estilo severo, estimulado finalmente por la necesidad de renovar la decoración escultórica de los templos destruida durante la invasión persa.
Las figuras masculinas (kuroi, en singular kuros κοῦρος) y femeninas (korai, en singular kore κόρη) podían representar tanto a seres humanos como a dioses, muestra de la antropomorfización de estos y de la elevación al rango semidivino o heroico de aquellos (particularmente, del prestigio que alcanzaban los vencedores en los juegos panhelénicos).
Las primeras esculturas eran las xoana (ξόανα, en singular xoanon ξόανον), de madera, representaciones muy simplificadas del cuerpo humano adaptadas a la forma cilíndrica del tronco de un árbol. Fueron sustituyéndose por figuras talladas en mármol (especialmente prestigiosa fue la cantera del Pentélico) y las fundiciones de bronce. Dada la posibilidad de reutilizar este material tan caro, han sido muy pocas las que se han conservado. De mucho menor coste eran las figurillas de terracota, que se producían a escala industrial, mediante moldes.
Además de las posibilidades texturales que ofrecen los distintos materiales y técnicas de acabado, aprovechadas de forma limitada en la época arcaica, fue la policromía aplicada sobre las esculturas la que las dotó de luminosidad y sensación de vida. Los antiguos griegos no hubieran concebido que una escultura se dejase sin pintar, la considerarían imperfecta o inconclusa. Incluso la inevitable pérdida de los colores por el paso del tiempo, que el gusto romántico considera un incremento del interés estético, era considerada como un deterioro esencial.[48]
Εἴθ' ἐξαλειφθεῖσ' ὡς ἄγαλμ' αὖθις πάλιναἴσχιον εἶδος ἔλαβον ἀντὶ τοῦ καλοῦ
¡Ójala pudiera, borrada como en una estatua,
desaparecer mi belleza y tener un desagradable aspecto!
Helena, de Eurípides.[49]
Tesoro de los Sifnios en Delfos |
Frontones de transición del estilo arcaico al clásico |
Cerámica y pintura
Tras un inicial periodo geométrico (siglos IX y VIII a. C.), al que siguió un período orientalizante (siglos VII y primera mitad del VI a. C.) en el que se detecta la influencia asiria y de otras civilizaciones del Antiguo Oriente (por la importancia y difusión que alcanzaron en esta época los talleres de Corinto se habla de estilo protocorintio); la cerámica griega fue evolucionando sus formas, que hacia el final del siglo VI a. C. alcanzaron un alto grado de refinamiento expresivo, respondiendo a un amplio conjunto de necesidades refinadas de la vida cotidiana de las clases altas, y a la demanda de productos de lujo fácilmente exportables a todo el espacio mediterráneo, e incluso a lejanos lugares en el centro de Europa.
La producción en muchas de las colonias fundadas en esos siglos fue tan importante como la de las metrópolis. Además, la influencia de la cerámica griega se dejó notar en la producción local de los pueblos indígenas, especialmente en la cerámica etrusca (que tiene tipologías verdaderamente sincréticas, como es el caso de la o )[55] o en la cerámica ibérica.
Se aprovecharon extensamente las posibilidades que las distintas tipologías de vasos daban en ciertas partes de su superficie (fondos de las copas, vientres y cuellos de las ánforas, etc.) para ejercer como soporte para la pintura griega, que se expresó sucesivamente en dos estilos principales, denominados "cerámica de figuras negras" y "cerámica de figuras rojas".
[56]
Cada escuela local de ceramistas se distinguió por un estilo local característico, aunque se influyeron mutuamente.
- , un pithos (πίθος -para almacenar grano y, en su caso, fermentarlo-) decorado al relieve, que presenta la primera representación conocida del caballo de Troya. Mikonos, hacia 670 a. C.[57]
- , un olpe (ολπη -jarra, más pequeña que el oinokhoe-) estilo protocorintio (hacia 650 a. C.) hallado en una tumba etrusca.[58]
- Ánfora epónima del Pintor de Neso (el primer ático en adoptar el estilo corintio, en el que introduce innovaciones). Hacia 620 a. C. En el vientre se representa a Perseo y las Gorgonas y en el cuello a Heracles con el centauro Neso.
- Vaso François, una crátera ática (del ceramista Ergótimos, pintada por Clitias, hacia 570 a. C.) con distintas escenas mitológicas y decoración orientalizante. Hallada en una tumba etrusca.
Comenzó a ser común que los ceramistas y, menos frecuentemente, los pintores[59] firmaran sus obras (Clitias, Exequias, Psiax, Eufronio), lo que se interpreta como una valoración social de su trabajo, implicando un concepto muy moderno de la función del arte y del artista, en un momento en que el trabajo manual estaba degradándose en su consideración, vinculada a la de los esclavos. Es habitual que solo se conozca el nombre del ceramista, con lo que el pintor se denomina por este (Pintor de Andócides, Pintor de Amasis, Pintor de Antimenes,[60] Pintor de Taleides[61]). En otras ocasiones solo se ha podido establecer la identidad común de un maestro por sus obras (Pintor de Príamo,[62] Pintor de Neso,[63] ,[64] Pintor de Aqueloo[65]) o por los lugares donde se han encontrado (Maestro del Dípylon) o los museos y colecciones particulares donde se conservan ( o Pintor de Madrid,[66] o Pintor de Princeton,[67] o Pintor de Edimburgo,[68] o Pintor de Rycroft,[69] o Pintor de Castellani[70]). A algunos se les agrupa por sus características comunes[71] (,[72] ,[73] Grupo Perizoma,[74] Grupo de las tres líneas,[75] Grupo pionero -este último ya a comienzos del siglo V a. C.-).
- Aquiles y Áyax jugando a los dados, en un ánfora de cerámica de figuras negras de Exequias. Hacia 540 a. C.[76]
- Lekythos (λήκυθος, envase para aceite perfumado usado como cosmético y en rituales funerarios) del Pintor de Aqueloo. Hacia 525 a. C. Entre las figuras representadas hay un atleta en el momento de darse impulso con los (ἁλτῆρες -pesas-), y un tañedor de aulós (αὐλός -doble flauta-).
- Crátera de Eufronio (cerámica de figuras rojas de Eufronio, hacia 515 a. C.). La escena representa al cuerpo de Sarpedón sostenido por Eros y Tánatos, ante Hermes.[77]
-
También hubo pintura sobre paneles y muros, que no se ha conservado a excepción de muy pocos restos, como los Paneles de Pitsa (descubiertos en una cueva de Sición, la localidad al norte del Peloponeso, cerca del Golfo de Corinto, donde la tradición consideraba que se había inventado la pintura sobre paneles -pinax πίναξ, plural pinakes πίνακες; de donde viene la palabra "pinacoteca"-).[79] o los frescos de la Tumba del nadador, en Posidonia (Magna Grecia). La influencia etrusca de esta tumba es evidente; aunque a su vez la pintura etrusca había recibido una notable influencia griega durante los siglos VII y VI a. C..
Chatos, negros: así ven los etíopes a sus dioses.De ojos azules y rubios: así ven a sus dioses los tracios.
Pero si los bueyes y los caballos y leones tuvieran manos,
manos como las personas, para dibujar, para pintar, para crear una obra de arte,
entonces los caballos pintarían a los dioses semejantes a los caballos, los bueyes
semejantes a bueyes, y a partir de sus figuras crearían
las formas de los cuerpos divinos según su propia imagen: cada uno según la suya.
Jenófanes, Fragmentos 15 y 16.[80]
Literatura
Sobre una potentísima literatura oral proveniente de la Época Oscura (los aedos o aoidos ἀοιδός -"cantores"-), que pasó a incluir certámenes poéticos, la utilización del alfabeto griego en la escritura de obras literarias se ha detectado al menos desde el 700 a. C., tras haberse consolidado su uso en inscripciones en cerámica, en listas de vencedores olímpicos y de magistrados atenienses y en los registros de la fundación de colonias sicilianas. La alfabetización de los ciudadanos de Atenas estaba ya muy extendida en tiempos de Solón (finales del siglo VII y comienzos del siglo VI a. C.); y lo mismo ocurría en otras polis, haciendo cada vez más común la puesta por escrito de la legislación que había comenzado con Zaleuko de Locris, hacia 675, y Dracón de Atenas, hacia 625).[81]
[82]
Primeras inscripciones con alfabeto griego |
Retórica
La se fue desarrollando a partir de los , que el derecho griego obligaba a realizar a los pleiteantes por sí mismos, con un tiempo limitado, delante del tribunal, en el ágora (ἀγορά -"lugar de reunión"-, la plaza pública de cada polis), las distintas configuraciones de la heliaía (Ήλιαία -tribunal superior en Atenas-), o el Areópago (Ἄρειος πάγος -"la colina de Ares"-, también en Atenas); y en los debates políticos, que se realizaban ante auditorios cada vez más numerosos y participativos (boulé βουλή -"consejo"-, ekklesía ἐκκλησία -"asamblea"-). Los recursos y capacidad de convicción de los oradores eran cada vez más importantes, a medida que las polis democratizaban sus sistemas políticos. El rhetor (ῥητορ -"orador"-) era el ciudadano que regularmente se dirigía a jurados y asambleas políticas; y que ante tales auditorios había ganado prestigio por su facilidad con el lenguaje y su habilidad argumentativa (logôn techne -"destreza verbal"-).[84]
Aunque en toda la Época Arcaica se habían desarrollado extensamente tales prácticas, y que incluso en la Ilíada hay ejemplos del uso de la oratoria (arengas militares e intervenciones ante distintos foros de Aquiles, Héctor u Odiseo), la tratadística romana, que deriva de la aristotélica Téchnē rhētorikḗ (Τέχνη ῥητορική -traducido como "La Retórica"-),[85] atribuye la invención de la retórica al siracusano y su discípulo Tisias (comienzos del siglo V a. C.), en el contexto de los pleitos por propiedades tras la expulsión del tirano Trasíbulo de Siracusa, en los que desarrollaron la técnica de argumentación judicial que no buscaba la verdad, sino la verosimilitud y la persuasión del jurado, apoyando la elocuencia natural del orador en ciertas técnicas, como la teoría del doble discurso (Δισσοὶ λόγοι )[86] en la defensa judicial. Simultáneamente, también en Sicilia, los pitagóricos y Empédocles desarrollaron una retórica "psicagógica" ("conductora de almas") basada en "la magia matemática del ritmo del decurso fónico", que permite manipular las emociones del auditorio, independientemente de la racionalidad. Con este fin se investiga la politropía (cada auditorio debe ser enfrentado de forma diferente) y el kairós (καιρός "lo oportuno"), definido como relación matemática entre los elementos discursivos. Posteriormente, los sofistas (como Protágoras de Abdera y Gorgias de Leontino), sincretizando esas dos escuelas sicilianas, extendieron la retórica por toda Grecia, instrumentalizándola como un recurso político que permitía a cualquiera (con suficiente capacidad o con suficiente dinero para pagar a quien la tuviera) vencer en cualquier disputa, independientemente de la razón de su posición. Tomaron conciencia del valor simbólico del lenguaje y de la arbitrariedad de la adjudicación de significantes, es decir: la no identidad entre el signo lingüístico y el objeto al que designa.[87]
Poesía
El término poiesis (ποιεσισ -"creación" o "producción"- de poiéo ποιέω -"hacer"-) se aplicaba a cualquier producción artística o trabajo artesanal, y su sistematización como preceptiva literaria no se produjo hasta el siglo IV a. C., con los tratados de Platón[88] y Aristóteles;[89] que centraron su calificación sobre la poesía como expresión literaria en su condición "no imitativa" o "imitativa" según se expresara el poietés (ποιητής -"poeta"-) por sí mismo o por sus personajes, dando origen a la denominación de los géneros literarios.
Lo que historiográficamente denominamos "poesía griega" se entendía como un acto de comunicación presencial con el público, en el que un coro o un recitador individual cantaba versos, habitualmente con acompañamiento musical (que da incluso nombre a una de los géneros: la lírica). Los recursos de la versificación (ritmo y rima) permitían la memorización (atribuida a Mnemósine -Μνημοσύνη-, madre de las musas -μοῦσαι-, o a Mneme -Μνήμη-, una de estas) y eran de conveniente aplicación no solo para lo que hoy llamaríamos literatura artística, sino para toda clase de textos, especialmente aquellos cuya conservación era más importante, como son las leyes, que inicialmente eran en verso y solo cuando pudieron confiarse a los registros escritos se redactaron en prosa.
Épica
Μῆνιν ἄειδε, θεά, Πηληιάδεω ἈχιλῆοςCanta, oh musa, la cólera del pelida Aquiles
Primer verso de la Ilíada, Homero.
Ἐκ γάρ τοι Μουσέων καὶ ἑκηβόλου Ἀπόλλωνοςἄνδρες ἀοιδοὶ ἔασιν ἐπὶ χθόνα καὶ κιθαρισταί,
ἐκ δὲ Διὸς βασιλῆες• ὃ δ᾽ ὄλβιος, ὅν τινα Μοῦσαι
φίλωνται• γλυκερή οἱ ἀπὸ στόματος ῥέει αὐδή.
De las Musas y del flechador Apolo
descienden los aedos y citaristas que hay sobre la tierra;
y de Zeus, los reyes. ¡Dichoso aquel de quién se prendan las Musas!
Dulce le brota la voz en la boca.
Hesiodo, Teogonía II, 94-97.
Lírica
Creada legendariamente por los míticos Orfeo, Anfión, Lino o Museo,[93] la poesía lírica debe su nombre a la lira (λύρα), el instrumento de cuerda con el que Apolo venció a Marsias. Las composiciones líricas se convirtieron en un género literario dotado de convenciones propias durante la época arcaica. Destacaron "nueve poetas líricos": Alcmán de Esparta, Safo de Lesbos, Alceo de Mitilene, Anacreonte, Estesícoro, Íbico, Simónides de Ceos, Píndaro y Baquílides. La expresión de los sentimientos más íntimos se realizó principalmente a través de temas eróticos (hetero y homosexuales de ambos sexos -el peculiar -)[94] ambientados en entornos naturales que han pasado a convertirse en tópicos (idílicos o pastoriles), o junto a otros placeres como el del vino y los usos sociales en su torno, tan propios de la cultura griega.
ηριστησα μέν ιτριου-Αεπτοΰ μικρόν αποκΧάςοίνου δ' εξεπιον χάδδον • νυν δ' άβρώς ε'ρόεαααν
ψάλλω πηκτιδα τήι φίληι κωμάζων παιδί αβρήι
He comido un pedazo que de una torta fina he cortado
y un cuenco de vino he apurado. Y ahora dulcemente mi amable
lira repico, mientras rondo a mi querida, dulce mocita
Anacreonte, PMG 373[95]
Gnómica
Se prudente y no busques honores, éxitos ni riquezas medianteacciones deshonrosas ni injustas.
Convéncete de ello; y no trates con hombres viles,
sino está siempre unido con los buenos;
bebe y come con aquellos, reúnete con aquellos
y sé grato a aquéllos cuyo poderío es grande.
(...). Ninguna ciudad, oh Cirno, han arruinado aún los hombres de bien;
mientras que cuando los malvados se deciden a mostrar su insolencia,
corrompen al pueblo y dan las sentencias a favor de los injustos
para buscar ganancias y poderío propio, no esperes que esa ciudad,
aunque ahora esté en la mayor calma, permanezca tranquila
por mucho tiempo una vez que los malvados
se aficionen a las ganancias con público perjuicio.
De esto nacen las luchas civiles, las matanzas de ciudadanos
y los tiranos: ¡Ojalá no dé su voto a nada de ello esta ciudad!
(...). Un hombre leal es digno de ser pesado con oro y con plata,
oh Cirno, en las terribles luchas civiles.
Teognis, Elegías (Ἐλεγεῖα), Libro I, versos 31-78[96]
Fábulas
De historicidad discutida, aunque localizable entre finales del siglo VII y comienzos del VI a. C., Esopo sería el autor de un gran número de fábulas, breves relatos, bien en prosa o bien versificados para facilitar su memorización, muchos de ellos protagonizados por animales antropomorfizados (hablan y se comportan como seres humanos), como recurso literario muy efectivo para la sátira de costumbres, al convertirse en un ejemplo o contraejemplo moral. Platón cita su popularidad.[97]
ὁ δὲ μέλλων καταβιβρώσκεσθαι ἔφη• ἀλλ᾿ἔγωγε δίκαια πέπονθα, ὃς θαλάττιος ὢν χερσαῖος ἐβουλήθην γενέσθαι.
El cangrejo, cuando estaba a punto de ser engullido, dijo:
"En mi caso, sufro justamente, que siendo de mar quise ser de tierra".
Esopo, El cangrejo y la zorra.[98]
Dramática
La tragedia provenía de un ritual religioso, un cántico en el sacrificio del trágos (τράγος -"macho cabrío"-). En las dionisias, especialmente en Atenas, el cántico se fue sofisticando, transformado en el dithyrambos (διθύραμϐος -"ditirambo"-): un verdadero espectáculo interpretado como una recitación por un coro cuyos componentes se vestían con pieles de cabra; y se organizaron certámenes (como se hacían de música o de otras modalidades de poesía).[99]
Antiguamente en la tragedia había sólamente el coro, después Tespis introdujo un actor, a fin de que el coro descansase; luego Esquilo le dio dos actores, Sófocles tres, y de esta forma se fue perfeccionando la tragediaDiógenes Laercio, Βίοι καὶ γνῶμαι τῶν ἐν φιλοσοφίᾳ εὐδοκιμησάντων ("Vida y opiniones de eminentes filósofos"), III, 56.[100]
Tespis, de quien no se conserva ningún texto, ganó el certamen de las fiestas dionisíacas de Atenas en los años 535 y 533 a. C., y por sus innovaciones, que además de la alternancia actor-coro incluyeron el uso del (προσωπον -"máscara"-, en latín persona -"lo que resuena"-),[101] se le considera el inventor del teatro. A pesar de su popularidad, o más bien a causa de ella, obtuvo la oposición del mismísimo Solón, que le prohibió la representación y enseñanzas de tragedias, calificándolas de falsedades (και θεσπιν εκωλυσε τραγωδιας διδασκειν, ωσ ανφεληω τνη ψευδολογιαν).[102]
Prosa
Mientras que las composiciones poéticas se diferenciaban del habla normal en el uso de recursos literarios como el ritmo y la rima, los logógrafos utilizaban el lenguaje en sus escritos o en sus intervenciones orales (por ejemplo, en los discursos jurídicos o en las lecturas públicas de historias, que incluían crónicas de acontecimientos y digresiones etnográficas sobre países lejanos). La efectividad o la estética del lenguaje usado no tenía por qué ser menor al de la poesía épica, lo que cambiaba era el estilo (que se define como imperiódico). Heródoto identificó a todos sus precursores en la formación de la ciencia histórica con la denominación logográphos (λογογράφος), que tanto puede querer decir "el que escribe la historia" como "el que escribe como se habla".
Tras el grupo de legisladores y sabios prestigiosos recordados por sus sentencias o aforismos de naturaleza sapiencial (los "Siete Sabios de Grecia"); los posteriormente llamados filósofos presocráticos utilizaron alternativamente para sus textos especulativos la prosa (Anaximandro -de quien se dice que fue el primero en hacerlo así-, Anaxímenes, Heráclito) o el verso (Jenófanes, Parménides, Empédocles).
Filosofía: presocráticos
La interpretación habitual del pensamiento griego de la época arcaica es el paso del mythos (μῦθος -"mito"-), al lôgos (λóγος -"palabra", "razón", "discurso"-). Tales de Mileto, el primer filósofo de la escuela jónica, inaugura una nueva forma de reflexionar sobre el mundo y el hombre, caracterizada por la secularización y el espíritu crítico, adecuada a las originales características de la formación social histórica de su entorno, que permitía la independencia personal del pensador, y le ofrecía toda clase de estímulos intelectuales, gracias a la excepcional fluidez de las relaciones con otras civilizaciones del mundo antiguo, y a la utilización de la escritura. La escuela pitagórica emprendió otra trayectoria, la que enlaza la racionalidad más abstracta con el misticismo.
Buena parte de las reflexiones filosóficas en época arcaica se centraron en la definición del arché (ἀρχή, "fuente", "principio" u "origen"), la cosmogonía (κοσμογονία -"origen del universo"-) o el elemento[104] original de todas las cosas, su esencia o sustancia (términos que se fueron precisando con las sucesivas definiciones en épocas posteriores), el que, sin necesidad de ninguna otra cosa, existe por sí mismo. La existencia fue en sí misma un problema filosófico fundamental, que Heráclito y Parménides iniciaron con sus teorías acerca del ser o ente (ontos οντος).
Ποταμοῖς τοῖς αὐτοῖς ἐμβαίνομέν τε καὶ οὐκ ἐμβαίνομεν, εἶμέν τε καὶ οὐκ εἶμενEn los mismos ríos entramos y no entramos, [pues] somos y no somos [los mismos]
Heráclito, fragmento 22 B12
τὸ γὰρ αὐτὸ νοεῖν ἐστίν τε καὶ εἴναι.(...)
ἔστι γὰρ εἶναι͵
μηδὲν δ΄ οὐκ ἔστιν
La lectura de estos fragmentos cruciales del texto de Parménides (3, 1 y 6, 1-2) es discutidísima:La primera parte puede entenderse como "lo mismo es pensar y ser" o "lo mismo es ser pensado y ser".
La segunda parte, que contiene el tradicional y rotundo "el ser es y el no ser no es", puede matizarse como "pues hay ser, nada no hay".[105]
De la problemática condición de esa nueva forma de conocimiento que se estaba conformando (por ejemplo, si sería puramente teórica o tendría una sustancial relevancia práctica en el mundo real), es buena muestra el mapa de Anaximandro (mediados del siglo VI a. C.). Su proyecto no era el de un mapa geográfico, sino el de un modelo visual que situara cosmológicamente a la Tierra. La presentaba plana, rodeada por el Océano, con la Hélade (concretamente Delfos -el onphalos-) en el centro y con los continentes (Europa, Asia y Libia -África-) separados por mares y ríos (Mediterráneo, Negro, Nilo y Fasis), dando una característica forma de "T en O" que se repetirá hasta los mapas medievales. Aristófanes se burlará de él en la comedia Nefélai (Νεφέλαι -"las nubes"- 423 a. C.),[106] donde tal mapa aparece junto a otros "juguetes" geométricos y geográficos, todos ellos inútiles para la polis, por su naturaleza especulativa y abstracta.[107] La utilización política del conocimiento es asimismo ambivalente: En el 499 a. C. Hecateo de Mileto había prevenido a sus conciudadanos de la imprudencia de rebelarse contra el Imperio persa, para lo que podía apoyarse visualmente con su propia versión de ese mapa (que mostraba la descomunal superioridad geográfica de tal enemigo); pero fue el propio dirigente de Mileto, Aristágoras, el que utilizará el mismo mapa (una tablilla de bronce donde están grabados todo el contorno de la Tierra, todo el mar y todos los ríos)[108] para buscar el apoyo de las polis griegas del continente. Un temprano caso de tecnología política que busca la justificación no en voluntades sobrehumanas, sino en la ciencia y la filosofía; y una temprana evidencia de la posibilidad de interpretar tan flexiblemente estos saberes como siempre se había hecho con textos sagrados, oráculos o augurios. La respuesta de Atenas y Esparta fue divergente: los lacedemonios, por los que decidía el rey Cleómenes, se negaron a intervenir; la mayoría de los treinta mil ciudadanos de la ekklesia ateniense se mostraron dispuestos a mandar veinte naves.[109]
Religión
Las manifestaciones religiosas en la Grecia arcaica están íntimamente ligadas a la vida política y la conformación de la identidad griega, tanto dentro de cada polis (los cultos cívicos en torno al espacio privilegiado de las acrópolis -Panathénaia Παναθήναια en Atenas, Gumnopaidía Γυμνοπαιδία en Esparta-), como las anfictionías, que solidarizaban a amplios territorios (Micenas —dedicada a Hera—, Panionion —dedicada a Poseidón—, Dodona y Olimpia —dedicadas a Zeus—, Antela —dedicada a Deméter—,[110] Alalcómenas —dedicada a Atenea—[111] Delos, Delfos y Triopion —dedicadas a Apolo—); como a escala de toda la Hélade (los llamados y otros igualmente prestigiosos —(ya citados)—). Los Juegos Panhelénicos se celebraban en honor a los dioses (en Olimpia y Nemea en honor de Zeus, en Delfos los Píticos en honor de Apolo, en Istmia —junto a Corinto— los Ítsmicos en honor de Poseidón), y había muchos otros de importancia local. Incluso el teatro tuvo un origen y una función religiosa, vinculada a Dionisos, que por otro lado personificaba la ancestral cultura griega del vino (convirtiendo sus animadas festividades -Leneas, Dionisias y Antesterias- en las más populares) y trastocaba las jerarquías aristocráticas de los dioses olímpicos.[112]
Esa hierarchía (ἱεραρχία -"gobierno sagrado"-), de origen micénico, había quedado sistematizada al comienzo de la época arcaica en los textos de Homero y Hesíodo. Zeus, Hera, Deméter, Poseidón, Hefesto, Ares, Apolo, Artemisa, Hermes, Atenea, Afrodita, Hestia, Hades y Dioniso-véase la localización (ya citada) de sus principales templos- son los dioses que solían formar parte de los olímpicos, cuyas listas eran formadas a menudo por un número de doce (Δωδεκάθεον -"doce dioses"-)[113] aunque existían muchos otros dioses prestigiosos que podían incluirse o no en el cómputo (Perséfone, Heracles, Asclepio, Hebe, Eros), además de entidades primordiales (Cronos y Rea -el tiempo y la maternidad-, Uranos y Gea -el cielo y la tierra-, Helios y Selene -el sol y la luna-, los sátiros, las ninfas y toda clase de divinizaciones de las fuerzas naturales presentes en el mundo -vientos, aguas marinas y terrestres, etc.- o de los enigmas de la psique humana -los sueños, las cárites, las musas, las erinias, las gorgonas, las moiras, etc.-).
Τρὶς γὰρ χίλιαί εἰσι τανύσφυροι Ὠκεανῖναι,αἵ ῥα πολυσπερέες γαῖαν καὶ βένθεα λίμνης
πάντη ὁμῶς ἐφέπουσι, θεάων ἀγλαὰ τέκνα.
Τόσσοι δ᾽ αὖθ᾽ ἕτεροι ποταμοὶ καναχηδὰ ῥέοντες,
υἱέες Ὠκεανοῦ, τοὺς γείνατο πότνια Τηθύς•
τῶν ὄνομ᾽ ἀργαλέον πάντων βροτὸν ἀνέρ᾽ ἐνισπεῖν,
Οἳ δὲ ἕκαστοι ἴσασιν, ὅσοι περιναιετάωσιν.
Son tres mil las Oceánides de finos tobillos que,
muy repartidas, por igual guardan por todas partes la tierra
y las profundidades de las lagunas, resplandecientes hijas de diosas.
Y otros tantos los ríos que corren estrepitosamente,
hijos del Océano, a los que alumbró la augusta Tetis.
¡Arduo intento decir un mortal el nombre de todos ellos!
Mas conocen cada uno en particular a aquellos que habitan sus riberas.
Hesiodo, Teogonía, II, 369.
No existía ni dogma ni un estamento religioso separado como tal del resto de la población. Las funciones de sacerdocio y las obligaciones rituales del culto eran desempeñadas por ciertos magistrados (como el basileus) y por otros hombres y mujeres que, solo en algunos casos, estaban consagrados a tales tareas en exclusividad o con ciertas limitaciones, como la virginidad (es el caso, por ejemplo de la pitia del Oráculo de Delfos). En otras ocasiones, la función sagrada implicaba obligaciones opuestas ((prostitución ritual), hieros gamos ἱερός γάμος). Muy extendidos estaban los rituales de sacrificio animal (hecatombe ἑκατόμβη -"cien bueyes"-). Minoritarios, pero prestigiosos, eran los cultos mistéricos (mysteria μυστήρια) eleusinos y dionisíacos (que incluían el ὄργιον, en plural orgía).[114]
A pesar de la secularización del pensamiento y de la ausencia o poca importancia de la magia o de las supersticiones, tan llamativas en otras religiones,[115] la gravitación de lo religioso era omnipresente en la vida cotidiana e incluso en la política: los enigmáticos mensajes del Oráculo de Delfos eran objeto de cuidada interpretación (y también de negociaciones previas y manipulaciones posteriores); mientras que las transgresiones de las prohibiciones religiosas eran castigadas, bajo la grave acusación de asebeia (ασεβεια -"impiedad"-). Uno de los hechos con más trascendencia ocurrió en 632 a. C., cuando Cilón y sus partidarios fueron ejecutados por orden de Megacles, a pesar de haberse acogido al sagrado de la Acrópolis de Atenas; una condena eterna cayó, no solo sobre el impío, sino sobre toda su familia y descendencia (los Alcmeónidas), lo que fue aducido en contra de varios personajes destacados de la historia griega posterior.
Referencias
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- VV. AA. Catálogo de la exposición El color de los dioses, Museo Arqueológico Regional / Stiftung Archäeologie, Alcalá de Henares, 2009-2010, sin ISBN
Notas
- «Tribu» es un término latino, utilizado para la organización sociopolítica romana; que se aproxima al uso que tenía la institución y la palabra griega phylé, fylé o phulē (φυλή —'raza', 'pueblo'—), del verbo fyeszai o phuesthai (φύεσθαι, 'descender de', 'tener origen en'). «Clan» suele ser la traducción de la palabra griega genos (γένος —'especie', 'raza', 'familia', 'nacimiento'—), que denominaba a una institución política clave en las polis aristocráticas. También existía una institución intermedia entre el genos y la phyle: la fratría (φρατρία —'hermandad'—). Las reformas de Clístenes desvirtuaron su condición de agrupaciones basadas en el parentesco sustituyéndolas por las agrupaciones basadas en la vecindad: tritías trittyes (τριττύες, plural de tritís trittys, τριττύς —'trigésima'—) y demoi (δeμοι, plural de demos, δeμος —'pueblo'—). La antropología reutilizó el término "tribu" para la categorización de un tipo de sociedad en que la relación de parentesco estricto, propia de una sociedad más primitiva (), se amplía al parentesco teórico, o descendencia de un presunto antepasado común, propia de las sociedades más evolucionadas (sociedad tribal o patriarcal); aunque menos sofisticada que las sociedades urbanas, sociedades complejas o civilizaciones, frente a las que serían aún un estadio cultural primitivo denominado «barbarie». Estos términos han quedado obsoletos en la antropología actual, pero siguen siendo explicativos de la imagen que los griegos, desde finales de la época arcaica, tenían de sí mismos como sociedad que estaba construyéndose como civilización, frente a otras sociedades percibidas como "el otro" (barbaroi βάρβαροι —'extranjero', 'el que no habla griego', 'el que balbucea'—), en otros estadios de evolución cultural. La oposición civilización / barbarie, paralela a la de / physis (τέχνη / φύσις —'técnica', 'arte' o 'cultura' / 'naturaleza'—) y a la de cosmos / caos (κόσμος / χάος —'orden' / 'desorden'—), es de hecho un tópico cultural en la Antigua Grecia, visible en numerosos mitos, frecuentemente representados en el arte (como la Centauromaquia). Similar interpretación tienen las figuras de los (Prometeo, Dédalo, Heracles, Jasón, Teseo, Ulises y Edipo, entre otros —dotan a la humanidad de recursos, abren caminos o los despejan de obstáculos o monstruos—) y los (los fundadores míticos de las tribus o las polis —en el Ágora de Atenas, frente al buleuterio se levantaba el monumento de los héroes epónimos—). La oposición entre lo natural (physikón φυσικών) y lo artificial (technitón τεχνητών) es también la de lo natural y lo convencional (nomos νόμος -"ley"-, en cuanto este concepto, antes sagrado -Nomos como daimon o aspecto de Zeus- se seculariza y relativiza), y se constituirá en uno de los temas principales de la filosofía griega, por ejemplo, en la leyenda del Anillo de Gyges (Platón, La República), o en la misión que se autoimpuso Diógenes de Sinope ( —palabra que significa tanto "falsificar la moneda" como "cambiar la constitución"—[1]); pero ya en la época clásica (siglos V y IV a. C.). El orgullo cívico que se forjó durante la época arcaica implicaba para los griegos, o al menos para un porcentaje considerablemente significativo de ellos (los varones libres que gozaban de la ciudadanía en ciertas polis), la conciencia de ser protagonistas por sí mismos y por su polis (y no tanto por su origen familiar) de su destino personal y social (un destino que la interpretación literaria de los mitos representaba como una tensión entre la voluntad del héroe y su ananké - ανάγκη, el fatum latino-). Dependiendo menos de su fortuna (tyche τύχη) que de su esfuerzo, habilidad o virtud (areté αρετή), y especialmente del mantenimiento de la solidaridad con sus conciudadanos (la que manifestaba el hoplita, sin romper las filas, guardando con su propio escudo el flanco del hoplita de su izquierda, confiando en que el propio era guardado por el hoplita de su derecha); ese destino podía sobreponerse frente a la naturaleza, los dioses, los hombres poderosos o las entidades políticas exteriores al espacio griego. Su condición puede calificarse de libertad, una situación que nunca se había dado con anterioridad (Anderson, op. cit., pg.). Para expresar ese ideal no utilizaban tanto la palabra eleutheria ἐλευθερία ("libertad") como las palabras (αὐτάρκεια -"gobernarse a sí mismo"-, que suele traducirse por "autarquía" o "autosuficiencia") o autonomía (αὐτονομία -"regirse por sus propias leyes"), y expresiones como Nomos Basileus (Νόμος βασιλεύς -"la ley es el rey"-, frase de Píndaro divulgada por Platón en Gorgias).
- J.A.R Munro. "Pelasgians and Ionians". The Journal of Hellenic Studies, 1934 (JSTOR). Fuente citada en
- Término que designaba a muy distintas alianzas: Liga Jónica (siglo VII a. C.), Liga Beocia, Liga del Peloponeso (siglo VI a. C.), Liga de Delos (ya en época clásica, 477 a. C.) o la peculiar koinón de los aeinautai de Mileto -Ἀειναῦται (hacia el 600 a. C.)
- Powell, B. (1988), "The Dipylon Oinochoe Inscription and the Spread of Literacy in 8th Century Athens", Kadmos 27: 65–86. Fuente citada en
- García Iglesias, op. cit. p. 238.
- Signes, op. cit., pg. 363 y ss.
- René Joffroy, La Tombe princière de Vix Côte d'or, Boudrot, 1961. Fuente citada en
- Davidson, James (1997). Courtesans and Fishcakes: The Consuming Passions of Classical Athens. Great Britain: Harper Collins. Fuente citada en Opson
- Adolfo J. Domínguez y José Pascual, Atlas histórico del mundo griego antiguo, pp. 48-52. Madrid 2006, ISBN 84-9756-249-6.
- Luis García Iglesias, op. cit. pp. 202-207.
- Carlos Moreu, La guerra de Troya, p.245. Madrid:Oberon, 2005, ISBN 84-96052-91-5.
- Starr, op. cit., pg. 241 y ss.
- En la época clásica se reservaba el término apoikía para las más antiguas, y el de kleruquía para las más recientes. En época helenística se usaba el término κατοικα katoika. Montenegro, op, cit,, pg. 124.
- Adolfo J. Domínguez Monedero, La polis y la expansión colonial griega. Siglos VIII-VI, pp. 124-126. Madrid: Síntesis, 2001, ISBN 84-7738-108.9.
- John Hattendorf, Oxford Encyclopedia of Maritime History, 2007. Fuente citada en . Véase también Historia de la navegación.
- El mito incluye una inundación cataclísmica que, además de hacer desaparecer la Atlántida, habría arrasado todas las ciudades griegas excepto esas. Suele interpretarse (Spyridon Marinatos, "The volcanic destruction of Minoan Crete", Antiquity, 1939) como una reminiscencia de la explosión de Thera, hacia 1628 a. C. La leyenda del origen griego de Heliópolis y Sais aparece en Diodoro Sículo, V-57. Fuente citada en . La fuente griega para el asentamiento en naucratis es Herodoto 2,152
- Es uno de los objetos más representativos de la época. De Argos proviene la más antigua armadura hoplítica hallada en Grecia, en la tumba de un guerrero que se fecha en 720. Sin embargo, las representaciones más antiguas de esta panoplia se encuentran sobre vasos protocorintios datados entre el 675 y el 650 a. C. Hacia esta misma época aparecen en el de Esparta y en el santuario de del mismo lugar las primeras figurillas de plomo que representaban unos hoplitas (Gómez Espelosín, op. cit., pg. 89). Otro muy significativo (lamentablemente no hay imagen disponible en Commons) es una estatuilla en bronce de 15 centímetros, en el Wadsworth Atheneum desde 1917, descrita como draped warrior (guerrero embozado), fechable entre el 510 y el 500 a. C. A pesar de que el penacho tiene una dirección inusual (se le ha identificado genéricamente como peloponésico más que como lacedemonio), su larga cabellera y su aspecto coincide con las descripciones literarias de los homoioi (véanse imágenes y comentarios -[2], [3] (enlace roto disponible en Internet Archive; véase el historial, la primera versión y la última)., [4], [5]-). Véase también una galería de imágenes.
- Texto en griego. Traducción castellana de Carlos García Gual, Antología de la Lírica Griega Arcaica, Madrid, Alianza, 1986 (recogido en Lírica griega).
- Cartledge, op. cit., pg. 49.
- La sociedad que reflejan los poemas homéricos es, en expresión de , “una sociedad competitiva de rango”.
Los personajes que dominan la escena son una especie de ‘señores de la guerra’, con una red de obligaciones mutuas, con un equipo militar propio, que no les sometía a ningún poder centralizado superior a ellos. La aristocracia guerrera era un grupo de iguales, y el juramento de philotes que prestaban con motivo de una expedición conjunta no implicaba sometimiento o dependencia incondicional a un dirigente supremo.
Es importante destacar este aspecto porque, como escribe J. P. Vernant: “Para que la función guerrera se integre en la polis y desaparezca, ha sido necesario primero que se afirme en su autonomía, que se libere de su sumisión a un tipo de estado centralizado, que implica un orden jerárquico de la sociedad, una forma ‘mística’. Entonces podían elaborarse, en el seno mismo de los grupos guerreros, las prácticas institucionales y los modos de pensamiento que debían conducir a una forma nueva de estado, siendo la polis simplemente ta; koinav, los asuntos comunes del grupo, regulados entre iguales por un debate público (...). La aparición, con la ciudad, de un plano propiamente político superponiéndose a los lazos de parentesco, a las solidaridades familiares, a las relaciones jerárquicas de dependencia, aparece así como la extensión al conjunto de la comunidad de un modelo de relaciones igualitarias, simétricas, reversibles, que se ha desarrollado en una larga medida en los círculos guerreros”
Citado en Antropología de la guerra en la antigua Grecia, 2007, gipuzkoakultura.net.
- ὡς δὲ ἄρα οἱ ἐν τῇ Ἀσίῃ Ἕλληνες κατεστράφατο ἐς φόρου ἀπαγωγήν, τὸ ἐνθεῦτεν ἐπενόεε νέας ποιησάμενος ἐπιχειρέειν τοῖσι νησιώτῃσι. ἐόντων δέ οἱ πάντων ἑτοίμων ἐς τὴν ναυπηγίην, οἳ μὲν Βίαντα λέγουσι τὸν Πριηνέα ἀπικόμενον ἐς Σάρδις, οἳ δὲ Πιττακὸν τὸν Μυτιληναῖον, εἰρομένου Κροίσου εἴ τι εἴη νεώτερον περὶ τὴν Ἑλλάδα, εἰπόντα τάδε καταπαῦσαι τὴν ναυπηγίην• "ὦ βασιλεῦ, νησιῶται ἵππον συνωνέονται μυρίην, ἐς Σάρδις τε καὶ ἐπὶ σὲ ἐν νόῳ ἔχοντες στρατεύεσθαι." Κροῖσον δὲ ἐλπίσαντα λέγειν ἐκεῖνον ἀληθέα εἰπεῖν "αἲ γὰρ τοῦτο θεοὶ ποιήσειαν ἐπὶ νόον νησιώτῃσι, ἐλθεῖν ἐπὶ Λυδῶν παῖδας σὺν ἵπποισι. τὸν δὲ ὑπολαβόντα φάναι "ὦ βασιλεῦ, προθύμως μοι φαίνεαι εὔξασθαι νησιώτας ἱππευομένους λαβεῖν ἐν ἠπείρῳ, οἰκότα ἐλπίζων. νησιώτας δὲ τί δοκέεις εὔχεσθαι ἄλλο ἤ, ἐπείτε τάχιστα ἐπύθοντό σε μέλλοντα ἐπὶ σφίσι ναυπηγέεσθαι νέας, λαβεῖν ἀρώμενοι Λυδούς ἐν θαλάσσῃ, ἵνα ὓπερ τῶν ἐν τῇ ἠπείρῳ οἰκημένων Ἑλλήνων τίσωνταί σε, τοὺς σὺ δουλώσας ἔχεις;" κάρτα τε ἡσθῆναι Κροῖσον τῷ ἐπιλόγῳ καί οἱ, προσφυέως γὰρ δόξαι λέγειν, πειθόμενον παύσασθαι τῆς ναυπηγίης. καὶ οὕτω τοῖσι τὰς νήσους οἰκημένοισι Ἴωσι ξεινίην συνεθήκατο.
- Mayor, Andrienne. Greek fire, poison arrows, and scorpion bombs: Biological and chemical warfare in the ancient world. The Overlook Press, Peter Mayer Publishers, Inc., 2003. Fuente citada en
- Los nombres "Cochero", "Auriga" y "Heinochus" se dan a una constelación cuya forma se relaciona con el mito de Mirtilo.
- Se encontró fragmentada en las excavaciones de la Acrópolis de Atenas, entre 1877 y 1887, y no se reconstruyó su aspecto aproximado hasta 1936.
- Los otros las ofrecían de laurel -Píticos- y de olivo -Olímpicos-, mientras que las Panateneas engrandecidas por Pisístrato en el año 556 a. C. tenían como premio para el certamen más importante (la carrera de cuadrigas), además de una corona de olivo, 146 lujosas ánforas llenas de aceite de los olivos sagrados.
- Tête de cavalier dit "Cavalier Rampin", ficha en el Museo del Louvre (donde se halla únicamente la cabeza del original, el cuerpo y los restos del caballo se exhiben en el Museo de la Acrópolis de Atenas).
- Echevarría, op. cit., pg. 263.
- ...los troyanos, jinetes diestros es también un epíteto que aparece en las Posthoméricas del poeta de época romana Quintus Smyrnaeus (III, 170-175), término asocido al hippopólon de la Ilíada (XIII, 4 y XIV, 227). Glosado en la edición de Francisco Antonio García Romero, Akal, 1997, ISBN 8446004461, pg. 99.
- Werner Jaeger, Paideia, The Ideals of Greek Culture, New York: Oxford University Press, 1945. Fuente citada en Kalos kagathos
- Este vocabulario se usa, de forma completamente opuesta, en la Oración fúnebre de Pericles recreada por Tucídides en Historia de la Guerra del Peloponeso (mediados del siglo V a. C.). Otros tratadistas políticos griegos se posicionaron contra las tendencias democráticas y a favor del gobierno de una élite selecta (especialmente Platón, siglo IV a. C.) En cuanto a los pensadores políticos de la época arcaica, que se expresaron a través de la poesía gnómica, como Teognis, que se cita en (la sección correspondiente de este artículo). Véase también Hoi polloi.
- Starr, op. cit., pg. 233
- Traducción castellana tal como se cita en Starr, op. cit., pg. 252. Texto griego procedente de Greco interattivo - Alcaeus - Fragmenta Archivado el 27 de diciembre de 2011 en Wayback Machine.. La frase de Alceo se convirtió en un tópico literario, y fue reformulad por Píndaro (Ístmicas, 2.6-11, citado en Centro Virtual Cervantes): χρήματα, χρήματ᾿ ἄνηρ᾿, ὃς φᾶ κτεάνων θ᾿ ἅμα λειφθεὶς καὶ φίλων
"dinero, dinero es el hombre", dijo aquél privado a la vez de riquezas y amigos
- Heinrich Schlange-Schöningen: "Harmodius and Aristogeiton", in: Alexander Demandt (Ed.): "Das Attentat in der Geschichte", Augsburg 2002, p. 27-36. Fuente citada en
- * Griego 1º, Editex, ISBN 8497719387, pg. 81 y ss.
- Nomothete
- Gómez Espelosín, op. cit., pg. 89
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- Starr, op. cit. Compárese con otras revoluciones.
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- The Temple and Sanctuary of Nemean Zeus Archivado el 18 de febrero de 2015 en Wayback Machine..
- Gómez Espelosín, op. cit., pg. 48.
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- Kinder y Hilgemann, op. cit., pg. 48.
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- Citado en Catálogo, op. cit.. Texto completo en griego, y traducción francesa, accesible en Hélène.
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- El bravo Áyax, que no podía comprender cómo le habían vencido sólo con el uso de la palabra, enloqueció de rabia (o fue enloquecido por los dioses para evitar que su venganza recayera en sus compañeros), y acabó por suicidarse, brotando de su sangre la flor del jacinto (cuyos pétalos reproducen un lamento que es al tiempo el inicio de su nombre: ΑΥ -la misma historia se cuenta del Hyákinthos amante de Apolo-). La armadura no aprovechó a Odiseo, que naufragó en su viaje de vuelta. El mar devolvió las armas a las costas de Troya, y acabaron allí, junto a la tumba de Áyax, por justicia poética. Los héroes siguieron enfrentados en el inframundo, a pesar de las palabras conciliatorias con las que Odiseo pretendió disculparse ante Áyax. El episodio, de la guerra de Troya, no aparece en la Ilíada (sí la escena del Hades, en la Odisea), y se desarrolla en Áyax, de Sófocles (Edición de Libresa, ISBN 9978809635. Ovidio y Pausanias dan los datos del jacinto y la tumba, respectivamente (Jenny March, Diccionario de mitología clásica, Critica, 2008, ISBN 8474236932, pg. 82). El tema tiene alguna conexión con los tópicos literario acerca de "(las armas y las letras)".
- Mogens Herman Hansen, The Athenian Democracy in the Age of Demosthenes (Blackwell, 1991); Josiah Ober Mass and Elite in Democratic Athens (Princeton UP, 1989); Jeffrey Walker, Rhetoric and Poetics in Antiquity (Oxford UP, 2000).
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- Politeia -"de la ciudad" o "del Estado"-, traducido habitualmente como "La república"
- Peri poietikes Περὶ ποιητικῆς -"De poética"-, traducido habitualmente como "Poética"
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- Los dos primeros, según muchos autores antiguos (Horacio, Diodoro Sículo, Plinio, Marco Varrón, San Agustín, etc.), y los otros según Eusebio de Cesarea; todos ellos citados por Narcís Vinyoles (Suma de todas las crónicas del mundo) y por Luis Alfonso de Carvallo, que cita a Vinyoles (Cisne de Apolo), o por Alberto Porqueras Mayo (edición moderna del Cisne, Reichenberger, 1997, ISBN 3930700999, pg. 153 y ss.)
- Sternberg, Robert J. (1998). The History of Love Revealed through Culture. Cupid's Arrow: The Course of Love Through Time, Cambridge University Press, ISBN 0-521-47893-6. Fuente citada en
- Citado y traducido en Anacreonte. Poesía erótica Archivado el 19 de febrero de 2017 en Wayback Machine.. Texto completo en griego.
- Traducción de Rodríguez Adrados, op. cit.. Citado en Teognis - Elegías Archivado el 29 de diciembre de 2011 en Wayback Machine.. Texto en griego (pg. 170 y ss.) Véase también la selección de poemas y la introducción de Jorge Páramo, Teognis de Mégara. Selección de poemas, en Revista de Estudios Sociales, nº 9, junio de 2001 ISSN 1900-5180
- Fedón, 61 b. Citado en Fábulas de Esopo
- Los textos griegos y su interpretación. Sentencias y fábulas, en cnice.mec.es
- Certámenes musicales y Certámenes literarios en Enciclopedia del mundo antiguo.
- Suele citarse en latín como Vitae philosophorum. Citado en Gonzalo Portales, Literatura trágica y filosofía del espíritu, Estudios Filológicos, nº 43, pgs. 155-168, 2008.
- Prosopon denomina también un concepto teológico en el cristianismo. Norris, Richard A. Jr., 1980. The Christological Controversy. Fuente citada en . La palabra griega kharaktêr (χαρακτήρ -"carácter"-) también denomina al "personaje" de una obra de teatro.
- Íbidem, I, 59-60
- Aristóteles, Partes de los animales A 5, 645. Citado en José Antonio Russo Delgado, Los presocráticos: El logos (Heráclito), UNMSM, 1988, ISBN 9972460967, pg. 17.
- Por la palabra castellana "elemento" se traduce a varias palabras de los textos antiguos griegos:
- στοιχεῖον (el texto clásico de Euclides traducido como Elementos es en griego Stoicheia Στοιχεῖα).
- προτα -"el primero"- (véase Fernando de los Ríos, Obras completas: Escritos breves, Anthropos Editorial, 1997, ISBN 8476585136, pg. 53).
- (οὐσία, sustantivo formado sobre el participio presente femenino del verbo εἶναι -"ser"-), traducida habitualmente como "sustancia" o "esencia", se usaba también para denominar a los elementos; por ejemplo, en la expresión pempte ousia ("quinto elemento", pero también "quinta esencia" o "quintaesencia"). Martin Heidegger, Being and Time. Fuente citada en . Hermanus Hendricus Berger: Ousia in de dialogen van Plato. Leiden, Brill 1961. Fuente citada en .
- Véase (Parménides#Sentido del fr. 3). Edición de Joaquín Llansó, Akal, 2007, ISBN 8446025345. Edición de Antonio Bernabé, Ágora, 2007, ISBN 987-84-7090-358-8
- Edición de Óscar Velásquez, Universitaria, 2005, ISBN 9561118041, líneas 200 a 215: Esto de aquí [la geometría] ¿qué utilidad tiene entonces? / Para medir la tierra / ¿A cuál? ¿La de los colonos? / No sino la tierra entera / Hablas finamente. Es una invención realmente democrática y útil. / Y aquí tienen un viaje alrededor de toda la Tierra, ¿lo ves? Esta es Atenas. / ¿Qué estás diciendo? no te creo (...) Pero Lacedemonia ¿dónde está? / ¿Que dónde está? Justamente aquí. / Tan cerca de nosotros. Preocúpate de esto, de alejarla de nosotros lo más posible. / Pero eso es imposible / ¡Por Zeus, que te arrepentirás entonces!
- Brunschwig y Lloyd, op. cit. 261.
- Heródoto, Historíai (ἱστορίαι) V, 49: ἀπικνέεται δὲ ὦν ὁ Ἀρισταγόρης ὁ Μιλήτου τύραννος ἐς τὴν Σπάρτην Κλεομένεος ἔχοντος τὴν ἀρχήν• τῷ δὴ ἐς λόγους ἤιε, ὡς Λακεδαιμόνιοι λέγουσι, ἔχων χάλκεον πίνακα ἐν τῷ γῆς ἁπάσης περίοδος ἐνετέτμητο καὶ θάλασσά τε πᾶσα καὶ ποταμοὶ πάντες
- Lorite, op. cit., pg. 54 y ss.
- En las Termópilas, originalmente de Deméter, estableció algunas leyes de guerra que debían respetar entre sí las ciudades que se asociaran (prohibición de arrasar ciudades o cortarles el agua). Alfonso Reyes, Obras completas, pg. 124. Diccionario Akal, op. cit., pg. 25.
- En Beocia. Había lugares con el mismo nombre en Tesalia y Macedonia, y una isla entre Itaca y Cefalonia. Schol. D on Iliad 4.8, Pausanias 9.33.5, Stephanus of Byzantium 68. Fuentes citadas en . Véase también Alalcomeneo.
- Su condición de divinidad extranjera introducida (quizá desde Tracia, en el siglo VII a. C.), de la que eran conscientes los griegos de época arcaica y clásica (se comenta por Herodoto), es objeto de reconstrucción filológica y arqueológica en la actualidad. Hay constancia del uso de su nombre en época micénica (Luis García Iglesias, Los orígenes del pueblo griego, Síntesis, pg. 157). Entre los griegos noto que son tenidos por los dioses más modernos Hércules, Dioniso y Pan (...) Siga, empero, cada cual la que más le acomodare de estas dos cronologías pues yo me contento con haber declarado lo que por ambos pueblos [griegos y egipcios] se piensa acerca de dichos dioses. Sólo añadiré, que si se da por cosa tan constante y recibida el que los dos dioses cuya edad se controvierte, Dioniso, el hijo de Semele, y Pan el de Penélope, nacieron y vivieron en Grecia hasta la vejez, como lo es esto respecto de Hércules, el hijo de Anfitrión, pudiera decirse con razón en esto caso que Dioniso y Pan, dos hombres como los demás, se alzaron con el nombre de aquellos dos dioses, y así las dificultades quedarían allanadas. Pero se opone el inconveniente de que los griegos pretenden que su Dioniso, apenas malamente nacido, pues Júpiter lo encerró dentro de uno de sus muslos, fue llevado a Nisa, que está en Etiopía, más allá de Egipto: tanto distan de creer que se criara y viviera en Grecia como hombre natural. Mayor es la confusión y enredo respecto de Pan, del cual ni aun los griegos saben decir dónde paró después de nacido. De aquí, en una palabra, se deduce que los griegos no oyeron el nombre de los dos dioses citados sino mucho después de oído el de los demás dioses, y que desde la época en que empezaron a nombrarlos, les forjaron la genealogía.Heródoto, Historias, II, 145-146.
- Grupo Tempe, Los dioses del Olimpo pgs.13-18. Madrid:Alianza, 1998, ISBN 84-206-3648-7.
- Georg Luck, Arcana Mundi: Magic and the Occult in the Greek and Roman Worlds (Johns Hopkins University Press, 1985, 2006, 2nd ed.), p. 504. Fuente citada en Orgia
- Kinder y Hilgemann, op. cit.
Enlaces externos
- Wikimedia Commons alberga una categoría multimedia sobre Grecia arcaica.
- La época arcaica, en Artehistoria.
- Época Arcaica, en Recursos CNICE.
- Antiqua Jornadas sobre la Antigüedad, Departamento de Cultura, Juventud y Deporte de la Diputación Foral de Guipúzcoa, 2007.
- MARTIN, Thomas R.: An Overview of Classical Greek History from Mycenae to Alexander (Panorama de la historia de la Grecia Antigua desde la época micénica hasta la de Alejandro).
- Apartado The Arcaic Age (La Época Arcaica): texto inglés, con índice electrónico, en el Proyecto Perseus.
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