El haiku[1] (俳句?), también escrito haikú[1] o jaicú;[2] es un tipo de poesía japonesa. Consiste en un poema breve de diecisiete moras o sílabas, escrito en tres versos de cinco, siete y cinco sílabas, respectivamente, según especialistas como R.H. Blyth o Fernando Rodríguez-Izquierdo. Sin embargo, hay quien señala una mayor variedad en el reparto de sílabas en el haiku clásico y moderno japonés, como Jaime Lorente[3] o Vicente Haya.[4] Estos dos autores, siendo precisos, hablan de «moras» como unidades para medir la duración de los segmentos fonológicos en japonés, aunque comúnmente se sustituyen por sílabas cuando se traducen o se escriben haikus en otras lenguas. Desde un punto de vista formal, el haikú se divide en dos partes. Una da la condición general y la ubicación temporal y espacial del poema (otoño o primavera, un ruiseñor); la otra, relampagueante, debe contener un elemento activo. Una es descriptiva y casi enunciativa; la otra, inesperada. La percepción poética surge del choque entre ambas. La índole misma del haikú es favorable a un humor seco, nada sentimental. El haikú es una pequeña cápsula cargada de poesía capaz de hacer saltar la realidad aparente. La poética del haiku generalmente se basa en el asombro y la emoción (哀れ [aware]) que produce en el poeta la contemplación ante la realidad (tradicionalmente en un espacio de pura naturaleza).[5] Siguiendo el régimen tradicional japonés, la composición suele contener alguna referencia directa o indirecta a la estación del año, mediante el uso de un kigo (季語) o palabra que evoca las estaciones. Los saijiki (歳時記) son listas extensas de palabras kigo en japonés, que el poeta puede utilizar. Originalmente la esencia del haiku es una escena «cortada» (切る [kiru]) mediante la conexión de dos imágenes separadas por un kireji (pronunciado en español como kireyi ) (切れ字), que es el término «cortante» o separador (suele transcribirse como un punto, coma, guion medio, punto y coma, etc.).
Aunque la Real Academia Española y la Asociación de Academias de la Lengua Española hayan aceptado el término fonético “haiku” en su Diccionario de la lengua española, puede aparecer como jaiku en los títulos de obras de algunos tratadistas.[6]
Orígenes
Haiku: budismo zen y taoísmo
Es común relacionar el haiku con el zen. Sin embargo, aunque el zen utilizó el haiku para la difusión de su filosofía, dista mucho de ser el origen del mismo. En el Man'yōshū (obra clásica de recopilación de poesía del siglo VIII) hay muchos poemas de 31 moras donde aparece ya la actitud característica del haiku: la Naturaleza no es excusa de los sentimientos humanos, sino objeto poético en sí mismo. O, lo que es lo mismo, el poema surge «del asombro del japonés primitivo por lo que ocurría en la Naturaleza».[7]
Por un lado, Blyth y Fernando Rodríguez-Izquierdo afirman que el haiku es «religious poetry (poesía religiosa)», «satori», es decir, iluminación del budismo zen[8] En el polo opuesto se encuentra Vicente Haya quien afirma que el Tao es la matriz del haiku (cfr. Aware o Haiku-Do).
La vinculación con el zen se produjo cuando en el siglo XVII Matsuo Bashō, monje budista, popularizó el haiku en Japón. En el siglo XX Daisetsu Teitaro Suzuki, gran maestro budista zen, enfoca el haiku como expresión poética del zen en su obra . A través de la obra de Reginald Horace Blyth, difusor del haiku en el mundo anglosajón, el enfoque de Suzuki se ha dado a conocer ampliamente.[9]
Los jueju eran poemas chinos breves y son considerados por algunos especialistas como el antecedente del haiku, tanto por su estructura como por los temas que abordaban. Temáticas como captar el instante, la percepción del momento, la unión con la Naturaleza, el aquí y ahora, lo presente.
Del katauta al haiku
El haiku forma parte de una familia de formas poéticas japonesas en las que se combinan versos de cinco y siete moras. La forma métrica característica del haiku (un tercetillo cuyos versos tienen 5, 7 y 5 moras, respectivamente) aparece ya en el siglo VIII con el nombre de katauta.[10] Dos katauta formaban un mondoo, un diálogo entre dos personajes, en el que el primer katauta es una pregunta y el segundo la respuesta a la misma.
Desde finales del siglo VIII, la forma poética más común es el tanka: se trata de una canción corta formada por dos estrofas desiguales. La primera, llamada hokku, sigue el patrón característico del katauta (y del haiku): un tercetillo 5-7-5, mientras que la segunda está formada por dos versos de 7 moras. Dado su predominio, al tanka se le conoce también como waka, siendo la «canción» por antonomasia.
Los tanka aparecían a menudo encadenados en una forma superior, el renga; así, a un tanka inicial le sucedían varias respuestas, que podían ser obra de diversos poetas. Cuando el renga tenía un tono humorístico, se le llamaba (hai significa 'algo divertido' y kai quiere decir 'estrofa' o 'poema').
El haikai renga se consideraba una forma popular, sin demasiadas pretensiones artísticas. Fue en el siglo XVII cuando Bashō, a la vez que compone haikai renga, cultiva el hokku como una forma autónoma, dotándola de una poética nueva, influida por el budismo zen y heredera de la actitud de asombro y arrobo ante la naturaleza que aparece ya en las primeras manifestaciones de la lírica japonesa.
A estos hokku que no forman parte de una serie (renga) ni de un tanka y que tienen un elevado valor poético el poeta y crítico Shiki (1867-1902) los bautiza con el neologismo haiku, y a través de su revista literaria el término se populariza dentro y fuera de Japón. A partir de entonces, el haiku se consolida como una forma poética autónoma con sus propias convenciones y reglas.[11]
Características
Formales
El haiku tradicional consta de 17 moras (unidad lingüística de menor rango que la sílaba) dispuestas en tres versos de 5, 7 y 5 moras, sin rima.[12][13] Aunque ya se ha señalado la posibilidad de una mayor libertad en el reparto de sílabas.
Excepcionalmente puede tener entre 16 y 23 moras, en cuyo caso se denomina hachô (haiku de metro roto). También hay haikus de 1, 2 o 4 versos. El haiku contemporáneo es más libre dentro de la brevedad, y en ocasiones desaparece el kigo.[14]
Sobre esta cuestión, tanto Vicente Haya como Jaime Lorente sostienen mayor variedad métrica en los haikus clásicos y actuales.
Contenido
El haiku describe generalmente los fenómenos naturales, el cambio de las estaciones y la vida cotidiana de la gente. Su estilo se caracteriza por la naturalidad, la sencillez (no el simplismo), la sutileza, la austeridad, la aparente asimetría que sugiere la libertad y con esta la eternidad.
En la base del haiku hay una percepción directa de las cosas, apegada a lo sensible y libre de conceptos abstractos, por lo que no usa metáforas. Blyth lo define como «una mera nada, pero inolvidablemente significativa».[15][16]
La piedra angular del haiku es el aware, una emoción profunda provocada por la percepción de la naturaleza. A menudo se trata de una emoción melancólica (el poeta, contagiado por el sufrimiento de los seres, siente su tristeza y de ahí nace su poesía), pero también la alegría exultante puede ser aware. Se trata de una conmoción espiritual, que es a la vez estética y sentimental.
Para que el aware sobreviva a través de las palabras, es preciso que el haijin (el poeta que escribe haiku) se elimine del proceso, se extinga. En el haiku genuino se produce una comunicación análoga a la no verbal (el haragei, arte de comunicarse sin palabras), sin confusión ni ruido.
El haiku, tal como se consolidó tras Bashô y Onitsura (siglo XVII), se concibe como un instrumento para el desarrollo espiritual, un camino de aprendizaje. Tras ellos, hay un antes y un después en el mundo del haiku.[17][18]
Jisei, el haiku de despedida de la vida
La cultura japonesa es probablemente la única del mundo en la que ha arraigado y se ha extendido la costumbre de redactar, además de la última voluntad, un poema de despedida de la vida, que parece reflejar, más que ninguna otra cosa, el legado espiritual de los japoneses. Todos tienen su poema de despedida, que a veces componen poco antes de morir o mucho antes de que llegue el momento, con la conciencia de que ese es su jisei.
El jisei del monje poeta Issa es:
- Tarai kara tarai ni utsuru chimpunkan
- De un barreño,
- a otro
- ¡tonterías!
Chimpunkan —traducido por "tonterías"— es una palabra curiosa que viene a designar, en lenguaje coloquial, los sonidos ininteligibles de las palabras extranjeras.[19]
Haiga
Con el fin de acompañar el haiku, muchos poetas realizan una pintura, generalmente sin demasiada perfección. Matsuo Bashō fue el primer poeta en adoptar esta forma del haiku, que hoy domina en las grandes esferas de este género.
Haijin o haikista
El autor de un haikai o haiku recibe el nombre de "haijin" o haikista en español. Los haijin más importantes de la historia de Japón son Matsuo Bashō, Yosa Buson, Kobayashi Issa, , Masaoka Shiki, Ueshima Onitsura, , , , Ihara Saikaku (también llamado Ibara Saikaku), , y , entre otros.
Matsuo Bashô (1644-1694)
Basho fue un monje budista del siglo XVII, el cual popularizó el haiku, dándole un aire de bella melancolía (wabi-sabi) y dotándolo de un sustrato zen trascendente. Uno de sus haikus más conocidos dice así:
- Kono michi ya yuku hito nashi ni aki no kure
- Nadie que vaya
- por este camino.
- Crepúsculo de otoño.[20]
Ueshima Onitsura (1661-1738)
Onitsura también vivió en el siglo XVII y fue monje budista. Según se dice, con solo siete años de edad compuso uno de los haikus más notables:
- Koi koi to iedo hotaru ga tonde yuku
- «Ven, ven», le dije,
- pero la luciérnaga
- se fue volando.[20]
Yosa Buson (1715-1783)
Vivió en el siglo XVIII y fue un pintor muy reconocido en su época y poeta de haiku. Se consideraba a sí mismo discípulo de Bashô, aunque no lo conoció. Su mirada se posa en los momentos en que aparentemente «no pasa nada», desafiando la vanidad humana. La obra de Buson, cuidada y de buen gusto, parte de lo mejor de sus antecesores, y esa distancia le proporciona una tranquilidad creativa con la que no contaron los haijin que le precedieron. Hay quien lo considera más logrado que Bashô. Un haiku representativo de su obra es el siguiente:
- Mijika-yo ya ashi-ma nagaruru kani no awa
- Noche corta de verano:
- entre los juncos, fluyendo,
- la espuma de los cangrejos.[20]
Kobayashi Issa (1763-1827)
Vivió entre los siglos XVIII y XIX. Fue un monje budista y tuvo una vida personal muy trágica y triste. Issa es un corazón humano que se proyecta en lo que escribe, lo que le hace muy popular en Occidente. Muchos lo comparan con Francisco de Asís por su amor hacia los animales, que se aprecia en haikus como este:
- Kuchi akete oya matsu tori ya aki no ame
- Abriendo los picos,
- los pajaritos esperan a su madre:
- la lluvia de otoño.[20]
Masaoka Shiki (1866-1902)
Vivió en el siglo XIX. Saca el haiku del estancamiento en que había caído y toma como modelo a Buson, a su juicio mejor que Bashô. Shiki quiere retomar el camino de la belleza del haiku de Buson, depurándolo de todo misticismo o religiosidad. Es un agnóstico que consagra su vida a un modelo ideal de poesía. Sus consejos a los seguidores de su escuela fueron un alegato de libertad poética frente a las normas y la tradición.[21] Es de interés su crítica a Bashô, publicada en el ensayo "Bashô zôdan".[22]
Uno de sus haikus más famosos dice así:
- Nureashi de suzume no ariku rôka kana
- Andando con sus patitas mojadas,
- el gorrión
- por la terraza de madera.[20]
Taneda Santôka (1882-1940)
Autor que escribe ya en el siglo XX. Es el heredero de una larga tradición poética y espiritual. Transforma sus vivencias más duras en oportunidades de crecimiento personal, de liberación.
El siguiente es uno de sus haikus más reconocidos:
- Akikaze no ishi o hirou.
- Con viento de otoño
- recojo una piedra.[20]
Mujeres haijin
A principios del siglo XVIII varias poetisas aprendieron haiku de Bashoo o sus discípulos, entre las que destacan algunos nombres como Den Sute-jo, Sonome, Shushiki, Sono-jo, Shoofuu-ni, Chigetsu, Sute-jo, Sono-jo, y sobre todo Chiyo-Ni.[23]
- Chiyo-Ni (1701-1775) fue una religiosa budista. Se casó muy joven y quedó viuda a temprana edad. Quizás la más conocida, tuvo dos maestros discípulos de Bashoo, Shikoo y Rogenboo. Según Rodríguez Izquierdo: «Sus versos están llenos de subjetividad y han sido muy controvertidos en el sentido de que se conformen o no al patrón del haiku».[24] No obstante, posee haikus clásicos que se adaptan al canon exigido. El siguiente es un ejemplo de su obra:
- Koborete wa kaze hiroi-yuku chidori kana
- De la bandada de los mil pájaros,
- uno va perdiendo fuerzas
- y el viento lo recoge.[20]
Este haiku, según D. T. Suzuki, es un ejemplo de cómo la meditación ayudó a Chiyo a abrir su inconsciente, y por primera vez Chiyo sintió el haiku como una expresión de un sentimiento interior, pero desprovisto del sentido del ego.[25]
Otro de sus haikus dice:
- Hototogisu hototogisu tote akenikeri
- Diciendo «cuco» «cuco»
- durante toda la noche
- ¡al fin la aurora!
Este es uno de sus haikus más famosos, nacido del sentimiento de pérdida por la muerte de su hijo pequeño.[26]
Y otro ejemplo más:
- Tombo tsuri kyoo wa doko made itta yara
- El cazador de libélulas,
- ¿hasta qué región
- se me habrá ido hoy?
Además, escribió su haiku Jisei poco antes de morir:
-
- Seisui suzushi hotaru no saete nanimo nashi[27]
- el agua se cristaliza
- las luciérnagas se apagan
- nada existe
- Seisui suzushi hotaru no saete nanimo nashi[27]
- (siglo XX) fue la fundadora de la revista Kazahama. Es una poeta tradicionalista, respetuosa del kigo y “saijikis”.
Uno de sus haikus dice:
- La flor de loto
- Sus hojas y las marchitas
- Flotando en el agua
- (siglo XX) fue la fundadora de una revista de haiku exclusiva para mujeres y colaboró en la prestigiosa Hototogisu.
El siguiente es uno de sus haikus:
- Blancos los rostros
- Que observan
- El arco iris.
- (siglo XX) era la hija de un sacerdote budista.
Uno de sus haikus dice:
- Un ruido
- Cavan una fosa
- Detrás de las camelias
- (siglo XX) fue una mujer que regentó un bar en Ginza, forzada a casarse con el marido viudo de su hermana, adúltera confesa, que se negó a que el haiku no pudiese hablar de amor o de sexo, estigmatizada en los ambientes más puristas del haiku. Cuando Masajo escribe haikus más tradicionales logra muchas veces una gran belleza:[28]
Este es uno de sus haikus más famosos:
- Onna hitori mezamete nozoku hotaru kago
- Una mujer sola.
- Se despierta y mira
- la caja de las luciérnagas
- (siglo XX) fue una emigrante japonesa en Canadá, perteneciente a esa parte de la cultura nipona que existe fuera y al margen de su sociedad, con un haiku fuertemente contagiado de la modernidad poética occidental y su expresivo patetismo, cuya obra es desconocida en su propio país.[29]
Este es una muestra de sus obras:
- Oi ware no shinkei nibuku gan to shiru
- Tan vieja estoy…
- Ni me inmuté al saber
- que tengo cáncer
- (siglo XX) es una mujer anciana que aún vive y que ha pasado toda su vida en una aldea de cuarenta casas en el corazón de Shikoku, cultivando su huerto y cultivando su haiku seco y difícil, en estado puro, con ausencia total de pretensión, "una de tantas malas hierbas del haiku en Japón", según sus propias palabras.[29]
Este es uno de sus haikus:
- Hitosuji no tsurô nokoshite bancha hosu
- Entre las hojas de té
- puestas a secar,
- solo un sendero.
El haiku en la literatura occidental
El haiku fue muy utilizado por el budismo zen para transmitir sus preceptos, pero su influencia llegó al mundo occidental y marcó a famosos poetas del siglo XX, particularmente a través de Eiji Yoshikawa, marcando una vía de influencia de la literatura japonesa en Occidente.
Entre los poetas occidentales que han cultivado el género se encuentra Antonio Machado, los estadounidenses Ezra Pound o Jack Kerouac,[30] el irlandés Seamus Heaney y el británico W. H. Auden. Roland Barthes, al regresar de Japón, escribió en su libro El imperio de los signosː "el haiku reproduce el gesto indicativo del niño que muestra con el dedo alguna cosa, diciendo tan solo: ¡esto!, ¡mirá allá!, ¡oh!, ¡ah!". Por su parte, Blyth lo llama "la poesía de la sensación", como poesía de la sensación desnuda, que no pretende oscurecer algo con las palabras, sino iluminarlo.[cita requerida] Más recientemente, ha sido reconocida la afición del Presidente del Consejo Europeo Herman Van Rompuy a escribir haikus.[a]
El haiku en la literatura hispana
En Andorra
El poeta de origen español Mario Chimenea ha desarrollado parte de su obra literaria en el Principado de Andorra. En 2021, publicó el libro titulado *Camino en verso. De nieves a tormentas en el Pirineo*. Esta obra poética explora un recorrido por las estaciones del año en los valles pirenaicos, capturando los sutiles cambios en la naturaleza a medida que el tiempo avanza.
En Argentina
En Argentina cultivaron ocasionalmente el haiku Jorge Luis Borges (que en su libro La Cifra de 1981, incluyó 17 haikus),[b] Álvaro Yunque con 100 haicais y un soneto (1966),[c] y Javier Adúriz.[cita requerida]
En Colombia
En Colombia, el haiku se desarrolló en el campo de la música, donde destaca la composición Koi no uta: tres haikus para voz cantada y cordófono pulsado (2002), de Johann Hasler, basada en haikus japoneses del siglo X. El trompetista de jazz Don Ellis editó un disco titulado Haiku (MPS, 1973), basado en diversos haikus tradicionales. También se puede reseñar el aporte del escritor Umberto Senegal (de Quindío) al desarrollo, la divulgación y la apropiación de esta forma poética foránea en las letras colombianas. Una de sus seguidoras, Laura Victoria Gallego, escribió un libro en la mejor tradición de Basho. Así mismo, Senegal acuñó el término "Haikuento", narración breve de un máximo de 10 palabras para el desarrollo de una historia de minificción.
En Chile
En Chile Álvaro Patricio Robles (o Álvaro Rovles) desarrolló los "Neohaikus" o "Nanopoemas", textos poéticos breves, incluidos en la antología "Tótem" publicada en 2012.[31]
En Ecuador
Jorge Carrera Andrade usó en Microgramas (1940) la fauna, flora y folclore ecuatoriano, por lo cual su poesía fue denominada como indofuturista por la poeta chilena Gabriela Mistral: "Tres versos para aprehender con intensidad poética las cosas admirables y sencillas. El cosmos americano que regurgita ínfimo y a la vez inmenso para hacerse eterno". Carrera Andrade utiliza el haiku para, a base de metáforas, elucubrar una especie de aforismos filosóficos y universales referidos a la naturaleza y al cosmos, partiendo supuestamente del modelo de Basho.[32]
En España
En España se interesaron por el género los más importantes poetas del siglo XX. Antonio Machado es quien lo introduce en lengua española al iniciarse el siglo, produciendo una simbiosis entre la forma japonesa y las modalidades tradicionales de la poesía española, en un proceso que comienza en Soledades y culmina penetrantemente para el género en Nuevas canciones. Ha sido un género importante en la construcción poética de Juan Ramón Jiménez, Juan José Domenchina, Jorge Guillén, Federico García Lorca y Emilio Prados, y solo accidentalmente en el caso de Luis Cernuda, y el malogrado Jacobo Sureda. Por otra parte, fue muy relevante para la formulación de la "greguería" de Ramón Gómez de la Serna. En lengua catalana, Joan Alcover, Joan Salvat-Papassait, Rosa Leveroni y posteriormente lo han cultivado con especial distinción los catalanes Joana Raspall, Salvador Espriu[33] y el mallorquín Llorenç Vidal,[34][35][36][37] que comenzó a publicar sus haikais en 1969.
Durante la segunda mitad del siglo XX es posible afirmar que el género japonés se integró plenamente en los usos poéticos de la lengua española. Es extensísima la nómina de autores que con la más diversa fortuna, y con una u otra dedicación, lo han cultivado. Entre ellos, Eulogio Díaz del Corral,[38][39] José María Sánchez Sánchez,[40] Francisco Herrera de la Torre, Francisco Acuyo, Jesús Munárriz, Fernando Menéndez, Felipe Benítez Reyes, Beatriz Villacañas, Susana Benet, Por su parte, el profesor Jaime Lorente fue pionero al crear una Escuela de Haikus permanente en un centro educativo. Fue en Toledo, en el Colegio Mayol en el año 2013, y se mantiene en la actualidad.[41]
El periodista y escritor Fernando Olmeda publicó en 2020 el libro de haikus contemporáneos ÁMBAR, disponible en la Biblioteca Nacional de España.
En México
En México destaca José Juan Tablada con sus obras Al sol y bajo la luna, 1918, y Un día… poemas sintéticos, 1919. Fue el primer poeta de lengua española en componer un libro íntegro del género, integrando motivos japoneses con modernistas y americanos.[42] Por su parte,Octavio Paz, ocupó para muchos el puesto de descubridor del haiku en el marco de la literatura en español al traducir Sendas de Oku, obra de Matsuo Basho, publicada en 1957 en México, considerada la primera traducción realizada a un idioma occidental. Según Paz, el haiku es “un organismo poético muy complejo”,[43] pues por su brevedad obliga al poeta a significar mucho diciendo lo mínimo. El nobel mexicano reconoce que «casi todo el aroma de Basho se ha perdido en la traducción»,[44] si bien otros traductores más rigurosos han denunciado algunas de sus soluciones son insuficientes, erróneas o totalmente obra del propio Paz.[45][46] Otros poetas representativos del haiku mexicano son Efrén Rebolledo, Rafael Lozano, José Rubén Romero, Francisco Monterde, José María González de Mendoza
En Perú
Perú fue en Latinoamérica el país con mayor población de inmigrantes japoneses,[47] y por ello el haiku en la poesía peruana tuvo una presencia importante en la obra de poetas como Alberto Guillén, Javier Sologuren, Alfonso Cisneros Cox, Carlos Zúñiga Segura, José Watanabe, César Toro Montalvo, Cronwell Jara, Fanny Jem Wong, Enrique Verástegui, Ricardo González Vigil, Gladys María Pratz, Max Dextre. Destacan principalmente los poetas, traductores e investigadores de la Escuela de Haiku Retama: , , y .
En Venezuela
En Venezuela el libro publicado por el mexicano José Juan Tablada llamado Poemas Sintéticos, en 1919, tuvo mucha influencia en el desarrollo del haiku.[48] Destaca principalmente Wafi Salih, dedicada casi por completo al cultivo de este género, y con una considerable bibliografía de al menos 11 obras, en las que se pueden mencionar como ejemplo El dios de las dunas, y Caligrafía del aire .[49] También Luz Marina Almarza y Federico Pacanins han escrito en este género, aunque en menor medida.[50]
En Uruguay
El representante más reconocido en Uruguay es Mario Benedetti, que publicó en 1999 su Rincón de haikus.
Véase también
- El jaiku en España
Notas
- También hay referencias anecdóticas como la de la novela Solo se vive dos veces, de Ian Fleming, donde James Bond escribe un haiku por encargo de Tiger Tanaka, que en rigor no es en absoluto un haiku, y el cual da nombre a la novela.
- «¿Es un imperio / esa luz que se apaga / o una luciérnaga?».
- Metamorfosis: «Naces gusano, / y te angeliza el arte, / dolor humano.»
Referencias
- Real Academia Española. «haiku». Diccionario de la lengua española (23.ª edición). Consultado el 8 de septiembre de 2016.
- Fernández Mata, Rafael (2018). «Los japonesismos de la literatura y la escritura en español actual». Revista de Filología y Lingüística de la Universidad de Costa Rica 44 (2): 161-176. Consultado el 7 de septiembre de 2024.
- Bashō y el metro 5-7-5. Toledo: Sabi-shiori, 2 edición ampliada, 2023. Y en El haiku en las aulas: Una guía metodológica. Toledo: sabi-shiori, 2ª ed. 2023.
- Según el niponólogo Vicente Haya, "menos de un 50% del haiku clásico puede encuadrarse en el esquema 5-7-5" (véase Vicente Haya, Aware., Barcelona, Kairós, 2013, págs. 23 y 24). También resulta de interés el capítulo “Haikus con metro distinto al 5-7-5” de su libro Haiku-dô. El haiku como camino espiritual, también en Kairós, págs. 204 y ss.
- Haya: Haiku: la vía de los sentidos (pág. 29).
- Cf. P. Aullón de Haro, El Jaiku en España, Madrid, Playor, 1985 (2ª ed. Madrid, Hiperión, 2002); Antonio Cabezas García, Jaikus inmortales, ed. bilingüe, selección y traducción, Madrid, Hiperión, 1997.
- Axioma que nace de un supuesto, en este caso citado por Haya y que puede encontrarse en muchos otros teóricos del haiku.
- Cfr.- R.H.Blyth, Haiku. Eastern Culture, vol.1, Tokyo, The hokuseido press, 1992-fifth printing-, p.5.y Fernando Rodríguez-Izquierdo, El haiku japonés: historia y traducción, Madrid, Hiperión, 1993 (primera edición de 1972).
- Por un lado, Blyth y Fernando Rodríguez-Izquierdo afirman que el haiku es "religious poetry", "satori", es decir, iluminación del budismo zen (R.H.Blyth, Haiku. Eastern Culture, vol.1, Tokyo, The hokuseido press, 1992-fifth printing-, p.5. ).
- El tercer verso de un katauta podía tener cinco o siete moras; solo la primera variante coincide, pues, con el haiku.
- Rodríguez Izquierdo. 1999, capítulo 2, sección «Origen del haiku en su pauta formal».
- Como observa Agustín García Calvo en su Tratado de rítmica y prosodia y de métrica y versificación (Zamora: Lucina, 2006, ISBN 978-84-85708-71-0, pp. 1211-1221), la última sílaba de cada verso lleva una marca rítmica, por lo que una transcripción fiel del esquema al castellano, en la que se realice dicha marca con acento de palabra, produciría un esquema de 6, 8 y 6 sílabas, no de 5, 7 y 5.
- Haya anota que se ha definido al haiku como una poesía de brevedad límite; solo diecisiete sílabas japonesas (ji-on). Aunque no tiene por qué dividirse en tres versos de 5-7-5 (admitiéndose igual 7-5-5, 6-6-5, o cualquier otra fórmula...), el tópico y la tradición nos van a fijar el metro en ese 5-7-5. Prólogo a Hôsai, Santôka y Seishi 2008 (pág. 10).
- Añade Haya que hay poetas de haiku que prescinden completamente del metro de diecisiete sílabas y escriben poemas sin metro alguno que pueden sin embargo ser considerados haiku. Prólogo a Hôsai, Santôka y Seishi 2008 (pág. 10).
- A mere nothing, but unforgettably significant por R. H. Blyth, Haiku. Volume 2. Spring, 1976 p. 150.)
- En una estrevista, Haya explica que "la palabra humana que se transforma en haiku es la expresión de un silencio profundo y ancestral que es previo y posterior a nuestra existencia como criaturas".«Vicente Haya: nipólogo y estudioso del haiku».Agenda Viva (revista digital), invierno 2008. Consultada el 30 de abril de 2012.
- Para Rodríguez Izquierdo "Bashoo trató de iniciar a sus alumnos en su poesía, pero con una aspiración superior a la meramente literaria. De hecho, es poco probable que Bashoo se preocupara por la literatura como tal. Su intento trasciende este ámbito, y se dirige a enseñar el haiku como un camino de vida. Es típica esta concepción japonesa de las artes como caminos de ascesis espiritual". Rodríguez Izquierdo: El haiku japonés, capítulo «Bashô y sus discípulos. El camino del haiku» (pág. 72). Madrid: Hiperión.
- Sobre Basho y sus discípulos, Haya y Yamada anotan que "el haiku japonés es una vía espiritual («dô»), un modo del entrenamiento del yo, un proceso de despertar de los sentidos, de atención, de naturalidad, de autenticidad, de paciencia, de desprendimiento,de extinción de la vanidad... y hasta del yo. Los maestros de haiku enseñan que el poeta debe eliminarse de su poesía para que sus versos capten la esencia dinámica de la realidad". Haya Segovia y Yamada, 2007: pág. 10 y contraportada.
- Hoffmann, Y. (2000). Poemas japoneses a la muerte (escritos por monjes zen y poetas de haiku en el umbral de la muerte). 318 pp. Barcelona: DVD Poesía.
- Traducido por Vicente Haya
- Algunas de sus normas fueron: Sé natural. Lee a los antiguos, en ellos encontrarás buenos y malos haikus. Los haikus sobre lugares comunes pueden estar distorsionados y deformados. Escribe para tu agrado personal. Recuerda la perspectiva: lo grande puede ser pequeño si está lejos y lo pequeño puede ser grande si está cerca. Los haikus se ocupan de asuntos naturales, no humanos. Los haikus no tienen por qué ser proposiciones lógicas y la razón no ha de aflorar a la superficie. Mantén las palabras tensas, sin añadir nada inútil. Usa con preferencia las composiciones basadas en la realidad. Lee todo lo que hay escrito sobre haiku y medita sobre sus aciertos y sus errores. Ten tu propio estilo. Conoce el arte en general.Masaoka Shiki
- hay traducción al español desde el italiano, realizada por Jaime Lorente y Elías Rovira, publicada online en El Rincón del Haiku y en papel (no comercial) en el sello de publicación Sabi-shiori, Toledo, 2023.
- «La mujer en el haiku japonés». Archivado desde el original el 9 de noviembre de 2013. Consultado el 1 de mayo de 2012.
- Antología de Rodríguez Izquierdo, pág. 85 La poesía femenina.
- Daisetsu Teitaro Suzuki, en su libro El zen y la cultura japonesa (Editorial Paidós Orientalia), en el capítulo «El zen y el haiku», pág. 151
- Rodríguez Izquierdo: El haiku japonés. Madrid: Hiperión, pág. 307.
- «千代尼 CHIYONI (1703-1775)». Consultado el 22 de agosto de 2016.
- 70 Haikus y Senryûs de mujer Ed. Hiperión. Suzuki Masajo. Kamegaya Chie. Nishiguchi Sachiko. (trad. V. Haya y Yurie Fujisawa).
- 70 Haikus y Senryûs de mujer.
- «Reseña del Libro de jaikus de Jack Kerouac», artículo de A. Sáenz de Zaitegui en la revista El Cultural, del 8 de noviembre de 2007, consultado el 4 de febrero de 2012.
- TOTEM
- Mariposa
Eres un niño fajado.
Y cuando pliegas las alas
folleto vivo del campo.
Guacamayo
El trópico le remienda
con candelas y oros su manto
hecho de todas las banderas.
- Véase, sobre todo, P. Aullón de Haro, El jaiku en España, Madrid, Playor, 1984 (ed. ampliada, Madrid, Hiperión, 2002).
- Llorenç Vidal: Primeres poesies
- Llorenç Vidal: Estels filants
- Llorenç Vidal: Petits Poemes
- Llorenç Vidal: Destellos Espirituales
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Enlaces externos
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